viernes, 30 de octubre de 2009




Las gotas de sudor recorrían cada parte de su cuerpo… se trasladaron desde el cabello tratando de salir a como diera lugar, presas de aquella telaraña de lacios y largos hilos que las sostenían. Comenzaban su camino en la sien, derramaban extraña adrenalina y rareza, la mejilla se notó un poco mojada por aquellas esferas cristalinas que se deslizaban por el cuello marcando un cause como los ríos, queriendo encontrar salida pero sin poder hallarla.


Se deslizaron hasta llegar a la “V” del cuello, que se hundió un poco para luego darles paso a una deslizada entre los senos, donde aquellas huellas, semejantes a las que deja el rocío, sufrían al no poder pasar libremente, simulando estar estancadas en una presa. Finalmente… las puertas se abrieron, dando paso para que se deslizaran en picada libre sobre el abdomen hasta llegar al centro de aquel gran mundo en el que se encontraban; en ese espacio, se hicieron una sola, transformándose en un remolino del cual, solo una parte logró salir, descendiendo para yacer muerta en la entrepierna…

Ana Karen Carrillo


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domingo, 4 de octubre de 2009

Positivo

Martha, conseguiste la prueba de embarazo, tu amiga la consiguió por ti, ya que a ella no le daba pudor ni miedo.
La prueba: Positivo.
Martha, no lo podías creer, alguien dentro de ti. Te habías cuidado, todo el tiempo lo hacías, nunca olvidabas usar tu condón, siempre estaba presente en cada relación, cada que hacías el amor con Leonardo se protegían, pero esta vez algo fallo.
Martha, te hallabas en tu alcoba muerta de pánico, como fiera enjaulada, de aquí para allá, derecha izquierda, izquierda derecha, con todos tus sentimientos encontrados. Tenías miedo, miedo de lo que sucede, de lo que sucederá. Duda al que dirán. Coraje del maldito accidente, como lo llamabas tú, agobio de no saber a quién poder acudir. Frustración por que sabías del conservadurismo de tu familia.
Martha, Susana llego y te pregunto si la prueba que te había conseguido había servido de algo.

La prueba: Positivo.
Martha, te preguntabas desesperada ¿qué voy a hacer?, ¿ahora que?, ¿por qué a mí?, ¿cómo sucedió?, ¿cómo decirle a Leonardo?, ¿decirle o no a la familia?
Martha, has memoria, Susana, sí, aquella amiga que conociste cuando se mudo hacia apenas 8 meses en aquella residencial, te sugirió una idea que te pareció mala, triste y repugnante pero algo te decía que no era tan pésima después de todo.
Martha, querías pensar bien la situación, tu nueva situación así que Susana te dejo, pero te dio un número telefónico y te sugirió que llamaras cuanto antes, puesto que ya tenias 2 meses de retraso, sí, 2 meses que no habías tomado enserio hasta que susi te comento.
Martha, guardaste bien ese número telefónico, no sabias por qué pero lo guardaste.
Martha, 7 días después hablabas con Leonardo.
Leonardo, aquella pareja sentimental con la que tenías 2 años de relación, dos años de vivir, momentos lindos, y un día de vivir el momento más frustrante para él. Te consiguió otra prueba para estar seguros.
La prueba: Positivo.
Martha, te reprochó, te reprochó no haberte cuidado bien, te reprochó por su hijo, te reprochó y no se quiso hacer cargo, te abandonó.
Martha, en tu casa cada día se hacia más marcada la mala fe que se le tenia a las mujeres solteras jóvenes embarazadas.
Martha, te hallabas frente al teléfono y en la mano, aunque no lo quieras creer, llevabas aquel número de teléfono que Susana te había dado un mes atrás.
Marcaste.
-Bueno.
-Hola, una amiga me dio este número y
-¿Cuántos meses?
-¿He? 3
-Bueno, necesitas dinero, ¿cuentas con el?
-Si
-Le programo la cita para este fin de semana
-Pero…
-¿Sí o no?
-Sí
-Podría darme sus datos…

Jueves, viernes, el sábado llegó.
Martha, te fuiste sola, Leonardo ya no existía en tu vida, y Susana no podía acompañarte.
Martha, te dio asco aquel lugar, ver a todas las mujeres que acudían a lo mismo que tú, te revolvió el estomago, aquel lugar feo, sucio, impregnado de olor a muerte.
Esperaste y te llamaron.

Martha, te hicieron recostarte y levantar las piernas y te dijeron -Será rápido-
Martha, el miedo te inundo y el dolor te hizo estremecer, un frío baño tu útero.
Martha, se que no podrías recordarlo, bajo la camilla gotas inmensas de sangre no dejaban de parar, sentiste que salió algo pero el sangrado no se detenía,
Martha, una lágrima cristalina rodó sobre tu mejilla, el medico grito “Enfermera, la perdemos”.
Martha, palideciste, enmudeciste. Un desgarre con aquellas pinzas que eran las armas que mutilaban a tu hijo. Aquella herida profunda en tu útero trajo consigo una hemorragia enorme- Sí Martha, no pudieron controlarla, sí Martha, ya no estas allí ni acá, sí Martha, él esta contigo como debía ser, sí Martha no te juzga, te perdona. Sí Martha.


Ana Karen Carrillo



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El grafógrafo [Salvador Elizondo]

"Escribo. Escribo que escribo. Mentalmente me veo escribir que escribo y también puedo verme ver que escribo. Me recuerdo escribiendo ya y también viéndome que escribía. Y me veo recordando que me veo escribir y me recuerdo viéndome recordar que escribía y escribo viéndome escribir que recuerdo haberme visto escribir que me veía escribir que recordaba haberme visto escribir que escribía y que escribía que escribo que escribía. También puedo imaginarme escribiendo que ya había escrito que me imaginaría escribiendo que había escrito que me imaginaba escribiendo que me veo escribir que escribo."

El grafógrafo.

Salvador Elizondo.