miércoles, 30 de octubre de 2013

Frenesí en la piel.

En la habitación de aquel Hotel del centro del D.F., cercano al Zócalo de la ciudad se daba una conjunción perfecta entre una piel nacional y otra extranjera. Mexicana y argentino se volcaban en un frenesí imparable.
El argentino rompió el silencio.
-Esto es una breve despedida, pero quiero que recuerdes esta imagen que a mi me perseguirá por siempre: vino tinto en tus pechos, separados y lindos, que cada vez que respiras se mueven uniformemente, mis manos en vos, sobre la espalda, este cuarto que nos sirve de guarida en este momento. Esta silla, vos sobre mi y yo dentro de vos, tu cara llena de pasión, excitación, ese movimiento tuyo que me invadirá cada vez que duerma y que vendrá a mi en cada sueño. Tu cadera, tu espalda larga ondulándose...-
Ella no tardó en hablar.
-No lo olvidaré, que no te quepa la menor duda de eso cariño mío.-
-Sólo espero que esto no sea una más de las tantas historias terminadas con el tiempo,  quiero que dure, porque para mi esto es más que sexo y reuniones frecuentes en un sólo mes de pasiones, y sobre todo espero que ningún pibe te haga lo que yo, que ningún boludo te haga sentir tan bien como yo, para que cuando nos volvamos a ver sea con tantas ganas, con un deseo implacable. Espero que lo que vivimos no sea sólo una noche más.-
-Me fascina tu maravillosa reacción al sentir mis manos tocando cada parte de tu cuerpo.- dijo ella, la piel mexicana.
-Yo no quiero regresar a Argentina, mi hogar es tu cuerpo, tus manos, tus senos, tu cadera, tu entrepierna...-
-Calla. Tienes que regresar, porque entonces, el próximo verano el vino tinto sabrá mejor.- 

lunes, 21 de octubre de 2013


P.D. Que sí, que ya me di cuenta que contigo siempre termino diciendo algo para cargarla, que sí, que sé que no soy lo que "necesitas, buscas y te gusta", que sí, hombre, que ya me percaté de eso, pero si de algo sirve yo te quiero, y te quiero así, con tus problemas, con tus silencios y tus sonrisas, te quiero y mucho, sin importar que tú a mi no me quieras...me procures poco.

El grafógrafo [Salvador Elizondo]

"Escribo. Escribo que escribo. Mentalmente me veo escribir que escribo y también puedo verme ver que escribo. Me recuerdo escribiendo ya y también viéndome que escribía. Y me veo recordando que me veo escribir y me recuerdo viéndome recordar que escribía y escribo viéndome escribir que recuerdo haberme visto escribir que me veía escribir que recordaba haberme visto escribir que escribía y que escribía que escribo que escribía. También puedo imaginarme escribiendo que ya había escrito que me imaginaría escribiendo que había escrito que me imaginaba escribiendo que me veo escribir que escribo."

El grafógrafo.

Salvador Elizondo.