sábado, 7 de febrero de 2015

Pequeñas conclusiones.

Una pequeña pizca de azúcar con sal, una sobredosis de excitación y desvelo. 
Cabellos y frío, marañas de ideas y deseos, y al final nada. 

A veces todo llega como cubetazo de agua helada, sin quererlo, sin pedirlo, en ocasiones nada tiene una explicación tangible o razonable, a veces simplemente pasa. (Cómo me pasó a mi, y sigo sin entender porque, nunca me pasa,  soy una coraza)

El deseo puede jugar, el deseo puede ser la carne y la piel, puede estar presente en la claridad de la mañana o dormitando en la noche más helada. El deseo puede arrancar almas y sueños, e inclusive puede confundir hasta el corazón más estable. (Cómo al mío. Pero ya esta de nuevo en si sitio)

Las razones a veces no se pueden expresar o sólo están ausentes de las circunstancias. Las explicaciones no siempre llegan en frascos de verdad o mentira, a veces llegan confundidas. No todo se puede explicar, no todo se puede usar. 

Los silencios no siempre otorgan, los silencios a veces duelen. Pueden ser bombas que explotan y destruyen poemas a su paso. Quién calla no confiesa, no responde. Los labios cerrados pueden ser los labios más lastimados producto del alma más rota del mundo, de la mente fracturada, de la psique dañada. 

El vació en el estomago no es sólo producto del hambre, las náuseas son otras tanta formas de hacerte entender que no puedes seguir igual, que no puedes ser un alma rota, una vida perdida. Aquellas astillas en el cuerpo son maneras de hacerte entender que debes valorar tu vida, lo que eres y disfrutar lo que has decidido hacer con tu vida. Aceptarte y amarte a ti mismo cómo nadie más lo hará.


En ocasiones las palabras sobran, los labios reinan, la saliva y los dientes, besos. 

No siempre todo funciona, no toda confusión se aclara, no todos entregan de la misma forma, no a todos les pasa igual. Pero sin duda alguna todos merecen ser felices. (Incluso yo)

Y bueno, nadie merece ser un alma rota, amigo mío, y por lo mismo estoy aquí, apoyándote, porque mereces ser feliz, un alma libre, amigo, reinar tu propio mundo, tu propia mente. Ser feliz.
Porque soy hombro, para todos, todos mis amigos.



P.S. 

Perdón, es la única forma que conozco para liberar mi alma, porque siempre he sido así, y por cada confusión o persona en mi vida, siempre, sin excepción, existirá un escrito. No me odies por escribirte aquí. 


El grafógrafo [Salvador Elizondo]

"Escribo. Escribo que escribo. Mentalmente me veo escribir que escribo y también puedo verme ver que escribo. Me recuerdo escribiendo ya y también viéndome que escribía. Y me veo recordando que me veo escribir y me recuerdo viéndome recordar que escribía y escribo viéndome escribir que recuerdo haberme visto escribir que me veía escribir que recordaba haberme visto escribir que escribía y que escribía que escribo que escribía. También puedo imaginarme escribiendo que ya había escrito que me imaginaría escribiendo que había escrito que me imaginaba escribiendo que me veo escribir que escribo."

El grafógrafo.

Salvador Elizondo.