Ya se habían ido todos mis amigos, pero yo seguía allí, esperando
a que llegara, sin saber que llegaría,
pero esperando, seguro por una pinche corazonada, de esas que no te explicas
pero están allí. Yo no sé porque se había
ido mí mejor amigo, pero seguro si la hubiera visto se quedaba como yo, viéndola
con esa prenda interior usándola como blusa, así como no queriendo coquetear
pero con las tetas por fuera con su lencería color negro, y mi mejor amigo ya
sabe como me pone ver una mamacita con encaje, y luego, si la hubiera visto con
sus labios bien pintados, así como un rojo bien profundo, de esos que te dicen “bésame,
muérdeme”.
Ni para que se las hago larga, pero es que si hubieran
estado esa noche conmigo, seguro se la hubieran comido igual.
Pues total, que yo estaba en la barra, con mi trago a medio acabar, con las
pinches ganas de ya irme y dejar de escuchar a ese Dj chafa, por el que me
cobraron 50 pesos al entrar, maldito bar de mala muerte con tachas en los
baños, hasta creen que yo les iba a comprar esas mierdas de drogas que han de
estar más ordeñadas que una vaca.
Allí estaba, ya por irme, ya cansado y harto de esperar
sin saber qué es lo que esperaba, y que la veo subir, con su pantaloncito negro
bien ajustado a las nalgas, unos tacones y sus tetas bien saliditas del escote
de su ropa interior que usaba de blusa. La vi pasar frente a mí, y ella ni me
vio, dije “pues, ya qué”, pero sabe porque maldita razón decidí quedarme, yo
creo que por masoquistas.
“Pues si me va a rechazar que por lo menos me vea”, me dije,
y me quedé bien puesto en la barra. En
eso que volteo un poco como a mis 9 y que la veo a ella, también en la barra, con dos pinches vatos,
bien vestiditos, más fresitas que mi mejor amigo y yo, y con otra mujer, guapa también, pero muy
delgada para mis gustos, ya saben, a mí me gustan así, piernuditas, que tengan
de dónde agarrar, con sus cintura marcadita pero con carnita.
La vi parada frente a uno de sus amigos, bien puesta en la
barra con un caballito de no sé qué cosa, tequila seguramente, porque traían limones
para chuparlos después del trago. Ni les cuento cuando chupó el limón, juro que
sentí como me cosquilleaba aquello, una punzadita y dije “la tengo que conocer”.
Le di un traguito a
mi vaso casi vacío y me entraron unas ganas de voltear a verla, y pues ya saben
cómo es uno de pendejo que no quita la mirada de unos labios bien rojitos.
Entonces le clavé la mirada, y que bajo
y le veo las tetas, así bien paraditas enmarcadas por un encaje muy finito, y
que me quedo allí viendo, y sabe porque razón subí la mirada, algo me estaba diciendo que ya le
quitara los ojos de encima, y pues total, que la subo y allí estaba elle viéndome
y riendo de mi pendejada de verle las chichis, pero viéndome, y la verdad es
que me puse feliz, porque eso quería, que me viera por lo menos, aunque
me rechazara.
Total, que la veo directito a sus ojotes y que me sonríe la
muy cabrona, pero de esas sonrisas coquetas que te dicen “ven, quiero cogerte”.
Y saben, uno pues ya borracho es un pendejo, y que le hago así con la mano de
ven, y que se vuelve a reír, pero luego luego me dice con su boquita y sus
ojitos que yo vaya a donde ella. Pues sí
quería, la neta de eso pedía mi limosna, ya la había sabroseado desde que
llegó, pero que me da sabe qué porque estaba con esos dos amigos suyos, riendo
y bebiendo como si ni siquiera me estuviera coqueteando.
Me vuelve a sonreír,
y le vuelvo a decir que venga, y que me
hace la misma, me insiste que vaya. Entonces,
ya entonado, me empiné el trago, y que volteo y que ya no me está viendo, esta
risa y risa con esos vatos. Y ni sé de donde, verdad, el alcohol seguramente,
pero que saco valor y que voy, me pongo bien plantado frente a ella, y me mira
como diciendo “ahora que vas a hacer, no que muy machito” y que sus amigos voltean
y pues que me entra la de “mejor que digan aquí corrió que aquí quedó”.
Ya me sentía fracasado, y que abro la boca, ni idea de donde
salió esa voz, pero que digo, “¿disculpen, viene con alguno de ustedes?”, el
más educado, ahora resulta que me dio por ser un refinado caballero, puro miedo
pues qué. Y pues nada, que uno de ellos me ve con cara de “pinche estúpido, tú
qué, mejor vete” y me dice bien clarito, “sí”, y todos se le quedan viendo, y el otro, más
alivianado, la toma del brazo y me la avienta, juro por esta, así como
regalándomela, en bandeja de plata, y me dice “no”, y que la agarro de la
cintura y la alejo de eso pinche circo.
Me le quedo viendo sus labios rojitos, así carnocitos, que
estaban esbozando una sonrisa y pues así nomas que le digo “quiero besarte”, y pensé
que ya la había regado, que era un bruto directo, que por lo menos le hubiera
dicho mi nombre o qué se yo, y pues nada, ya me sentía derrotado, pero en eso
la bonita me dice “yo también”, y me
saqué de onda, la verdad, no me la esperaba. En eso sentí su mano en mí nunca y
que me planta un besotes de esos, con lengua de uff, neta de esas morras
debería haber más, que muevan la lengua; y pues ya entrados que la aviento a la pared
en el lado oscuro del antro ese, la arrincono y me la beso más cachondo.
Allí estábamos, bien entrados, bien pinches calientes, me mentía la lengua tan
sabroso, que les daría envidia, y en eso que me muerde el labio, la muy
cabrona me sacó de pedo, “que chingados”,
y que me separo, pero la veo con sus ojitos de niña juguetona, y dije “de aquí
soy”, y que la aviento más a la pared, me dije “te gusta rudo, pues toma culera”,
y pues que la muerdo también, así, fuertecito para dejarle un cardenal.
Ya sabrán, con todo
esa escena, sentía crecer aquello. Me la quería llevar ya para otro lado, ya la
tenía bien caliente también, porque le agarre así como que no queriendo la cosa
una teta, y pues no reclamó ni nada. Y
ya estaba por decirle, y que se separa, frena en seco, de la nada, y que se da
la vuelta y se va para donde sus amigos. “Que chingados, ni madres” me dije, y que la tomo de la mano, la volteo,
la beso, me besa, pero se separa. A chinga, me sonríe bien coqueta pero dice
adiós con esa boca ya casi sin labial. Y pues ni modo que la forzara, pues
claro que la dejé ir.
No tienen ni idea de que tan pinche caliente me dejo, ya la
tenía casi parada, ya sabrán, y pues
mejor me fui por un trago, todo
derrotado, pinche vieja calienta huevos, me iba diciendo, ¿Por qué me deja
agarrarle la teta?, que chingue su madre. Pero llegué a la barra y seguía
prendado de sus besos, es que no se pueden imaginar la forma en que me besó,
eran señores besos, no cualquier simpleza de niña modosita. Pero pues ya que, ya me
había calentado todo y me había dejado así.
Me bebí el trago ya para irme a la casa, todo resignado. Ya
estaba por las escaleras, y sabe porqué, pero un impulso me hizo regresar, y es
que la calienta huevos neta estaba así como me encantan, y pues allí estaba
frente a su grupo de amigos nuevamente, y por pura estupidez le dije “ya me voy”,
claro que se quedó viendo con cara de “pinche
pendejo, eso qué”, y pues la neta yo también hubiera pensado lo mismo, pero te
digo que me traía bien volado y caliente, y que me dice “Adiós”, pues qué más
sino.
Vuelvo a tomar el pinche valor cavernícola y que la
arrincono nuevamente, me la beso una vez más, y le digo al oído “¿me pasas tu
número?”, porque pues después de todo eso, pensaba que ya la tenía bien
trabajada, y ya casi sacando mi celular para que lo apuntara que me dice “No”,
así nomas, bien pinche seca la muy hija de la chingada, y que me saca de pedo,
que se separa de mí y me aleja con las manos, me dice “ya te ibas”. Ya me
conocen, y por más que me tuviera bien caliente y que me fascinara la mujer,
pues ni madres que le iba a rogar. Nomas nos reímos, me dio la espalda y allí
se quedó, con el culo bien marcado en su
pantalón.
Y pues ya qué, me tuve que regresar, con las ganas quemando mí cuerpo, bien
pinche caliente. ¡Ay!, es que si les hubiera tocado a ustedes, si le decían
algo por calienta huevos, pero la neta es que estaba tan bonita, tan sabe cómo,
que la entiendo.
Ahora que lo pienso, no era una calienta huevos, yo fui un
estúpido, por emocionarme, al final nunca me prometió nada, ni sexo casual ni
nada, solamente nos dijimos “te quiero besar” y eso, hermanos, de ley, que lo
hicimos, y lo hicimos muy bien.