No me enteré hasta esta mañana en la que desperté deseando tu perfume, ambos perdimos y es cruel revelar la verdad.
Te perdí y me perdí. Te perdiste y me perdiste. Hoy nos perdimos.
Me encontré soñándote, intentando recordar como se ve tu cabello castaño al aire y tus piernas desnudas cuando usas vestidos.
Tal vez fueron las flores que nunca te envié y que siempre deseaste recibir en la oficina. Tal vez fueron tus atenciones hacia mi, quizá la cobardía de los dos, el caso es que perdimos.
Nunca te dije cuánto deseaba besar tus labios cada anochecer, nunca te dije lo importante que eres para mi, quizá los pequeños detalles me parecían justos, ahora me doy cuenta de que no fue así.
Te perdí, me perdí.
El aire se cuela por la ventana y me percato de que tú ya estás infiltrada en mi corazón, abriste una puerta que creía cerrada, imposible.
Creo que esa es la razón por la que me aterra tenerte siempre tan contigua, por la que prefiero fugarme, desaparecer ocasionalmente de nuestro radar.
Eres bella y yo nunca te lo dije, es mi error y lo reconozco. Eres aire, tan volátil, y apenas me doy cuenta de que unas palabras mías te hubieran hecho pesada y de esa forma te hubieses podido quedar a mi lado. Fallé.
Ambos perdimos. Te dejé ir por miedo. Me dejaste ir por miedo. Nos dejamos ir.
Hoy te perdí y no sé si pueda hacer algo por recuperarte, para que te quedes adherida a mi corazón. Tan mía, tan tuyo, porque te amo.
Ambos perdimos, yo te perdí, yo te alejé, perdón.
domingo, 18 de junio de 2017
viernes, 9 de junio de 2017
Líneas paralelas.
Que te enamore no quiere decir que te apasione.
El hecho de que algo lograra entrar en tu sistema y te haga sentir feliz, no significa que es algo que te mueva, que te haga vibrar.
El hecho de que algo lograra entrar en tu sistema y te haga sentir feliz, no significa que es algo que te mueva, que te haga vibrar.
Somos tan prácticos que a veces eso nos aleja de nuestro sueño.
Trazamos caminos que nos mantienen como líneas paralelas, a veces tan contiguas y a veces tan remotas de nuestro sueño, pero siempre imposibles de chocar, quimérica esa pasión, ese latido que de a poco a poco se debilita y que a cada pausa marchita nuestro corazón.
Nublados están aquellos anhelos, aquella tinta seca y esas hojas arrugadas gritan desesperadas por revivirme, pero ya hace tiempo que cedí, que dejé de luchar, me rendí. No hay esperanza.
Que te enamore no quiere decir que te apasione.
Qué lejos estamos ya de cumplir utopías adolescentes, y confuso es ver que dejé de ser esa, la Ana irreverente.
Una mañana me construí un barco de papel y simplemente me dejé llevar por nuevos amores, dejando en el puerto los diarios, los bolígrafos, las palabras.
De pequeña nunca me enseñaron a luchar por las pasiones, y no los culpo, porque eso no se enseña, sino se aprende en el camino, cruzando pantanos, atravesando sendas escabrosas, sangrando. Escribir es igual, por algo el papel corta, y duele aceptar que mis manos intactas están.
Las pasiones renuevan, embriagan, magnifican, y hoy estoy tan sola, tan endeble, tan insignificante.
Es mejor decir adiós, tomar el último aliento y dar gracias por el medio decalustro.
Ser etérea, pasajera, pero lo que enamora no apasiona, cierto, pero lo que apasiona, por más apartado que esté, por más imposible que sea, nunca, en verdad nunca, deja de hacerte existir
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
El grafógrafo [Salvador Elizondo]
"Escribo. Escribo que escribo. Mentalmente me veo escribir que escribo y también puedo verme ver que escribo. Me recuerdo escribiendo ya y también viéndome que escribía. Y me veo recordando que me veo escribir y me recuerdo viéndome recordar que escribía y escribo viéndome escribir que recuerdo haberme visto escribir que me veía escribir que recordaba haberme visto escribir que escribía y que escribía que escribo que escribía. También puedo imaginarme escribiendo que ya había escrito que me imaginaría escribiendo que había escrito que me imaginaba escribiendo que me veo escribir que escribo."
El grafógrafo.
Salvador Elizondo.
El grafógrafo.
Salvador Elizondo.