martes, 12 de noviembre de 2019

Allá afuera va a llover

Veo el cielo y comienza a nublarse, se pinta de un gris que anuncia una tormenta y no logra inmutarme, ya nada ha conseguido hacerlo en este último año. La saciedad y el placer son dos cosas que he perdido, que tristeza, pues en ese sin sentido he arrastrado al fango a personas que amo y que llevan por bandera el signo de interrogación, "¿qué puedo hacer yo?, ¿qué es lo que le pasa?", y no entienden que ni yo misma logra explicarme esta perra enfermedad.

Estoy en casa, en mi 8-C escribiendo porque las ganas de correr al abismo me corroen, porque perderme suena tan tentador, y sin embargo lucho, peleo contra ese gran tigre que intenta apoderarse de mi, que me aprisiona en mi misma, porque así, desde pequeña aprendí a pelear, a defenderme, y no permitiré que esta afección me arrebate el único goce que me queda. 

Afuera el color anuncia la tormenta, aquí adentro llueve desde enero...

Entrega 3.

domingo, 21 de julio de 2019

Bitacaora de una enfermadad 2


Y después del alta viene la recaída, está aquí el llanto burlándose de mi, las pérfidas lágrimas no dejan de brotar y la fragilidad del alma se siente crecer, el corazón comienza a achicarse.

No entiendo que pasa, que ficha del dominó cayó, todo es confuso y eso hace que esta experiencia sea aún más abrumadora, todo iba bien, no hay un recuerdo o una acción que me haya hecho perder el equilibrio de esta cuerda floja, de este vaivén de la maldita dualidad. Sólo puedo reconocer el cansancio, la pesadez, el sin sentido, y entonces mi boca emite un simple “Ya no más”

Jamás pensé llegar a un punto tan drástico, tan hundido, y después levantarme y sentir que poco a poco vuelvo a caer en él, y lo siento, siento la caída, se siente en cámara lenta que voy de espalda contemplando todo a mi alrededor, como mi cabello flota y se enmaraña, voy cayendo al pozo, como Alicia. ¿Existe alguna poción? ¿tal vez una solución permanente?

Voy cayendo, debería saber que hacer, y lo único que me rescata esta mañana del filo es escribir, cuál si estuviera charlando, catarsis diría Sócrates.
No sé que pedazo de pizza del elefante gigante estoy contemplando, pero algo hay que me abruma, ojalá pudiera saberlo.  

domingo, 21 de abril de 2019

Bitácora de una Enfermedad. 1

Volví...
Volví porque algo fuerte pasa, el  fango me está atrapando y ha apresado mis piernas, comenzó a detenerme hace un poco más de un año y pensé que sólo había apresado a mi memoria, a estas benditas ganas de escribir y la verdad es que no, porque aumentó y aprisionó mi cuerpo y ahora inmoviliza cada parte de él, mis movimientos son torpes o nulos, la depresión nació, la hija perra nació desde mis entrañas y se alojó aquí, entre ceja y ceja, apartamento que es mi 8-C, mi hogar, esta perra enfermedad se instaló en mi mente y ahora no le veo fin.

El prozac se ha vuelto parte de mi vida y en medida se ha convertido en mi mejor aliado, pero no quiero que esto sea así, por ello, he decidido  escribir, como sea, de cualquier forma, a manera de escapa, sin reglas ni prosa, sin todo eso a lo que esta extrajera estaba acostumbrada a escribir en este blog, así que cada que sienta esa maldita necesidad de escapar de esta jodida realidad estaré aquí, en mi hogar.

Entrega 1

El grafógrafo [Salvador Elizondo]

"Escribo. Escribo que escribo. Mentalmente me veo escribir que escribo y también puedo verme ver que escribo. Me recuerdo escribiendo ya y también viéndome que escribía. Y me veo recordando que me veo escribir y me recuerdo viéndome recordar que escribía y escribo viéndome escribir que recuerdo haberme visto escribir que me veía escribir que recordaba haberme visto escribir que escribía y que escribía que escribo que escribía. También puedo imaginarme escribiendo que ya había escrito que me imaginaría escribiendo que había escrito que me imaginaba escribiendo que me veo escribir que escribo."

El grafógrafo.

Salvador Elizondo.