Veo el cielo y comienza a nublarse, se pinta de un gris que anuncia una tormenta y no logra inmutarme, ya nada ha conseguido hacerlo en este último año. La saciedad y el placer son dos cosas que he perdido, que tristeza, pues en ese sin sentido he arrastrado al fango a personas que amo y que llevan por bandera el signo de interrogación, "¿qué puedo hacer yo?, ¿qué es lo que le pasa?", y no entienden que ni yo misma logra explicarme esta perra enfermedad.
Estoy en casa, en mi 8-C escribiendo porque las ganas de correr al abismo me corroen, porque perderme suena tan tentador, y sin embargo lucho, peleo contra ese gran tigre que intenta apoderarse de mi, que me aprisiona en mi misma, porque así, desde pequeña aprendí a pelear, a defenderme, y no permitiré que esta afección me arrebate el único goce que me queda.
Afuera el color anuncia la tormenta, aquí adentro llueve desde enero...
Entrega 3.