Y después del alta
viene la recaída, está aquí el llanto burlándose de mi, las pérfidas lágrimas no
dejan de brotar y la fragilidad del alma se siente crecer, el corazón comienza
a achicarse.
No entiendo que pasa,
que ficha del dominó cayó, todo es confuso y eso hace que esta experiencia sea
aún más abrumadora, todo iba bien, no hay un recuerdo o una acción que me haya hecho
perder el equilibrio de esta cuerda floja, de este vaivén de la maldita
dualidad. Sólo puedo reconocer el cansancio, la pesadez, el sin sentido, y
entonces mi boca emite un simple “Ya no más”
Jamás pensé llegar
a un punto tan drástico, tan hundido, y después levantarme y sentir que poco a poco
vuelvo a caer en él, y lo siento, siento la caída, se siente en cámara lenta
que voy de espalda contemplando todo a mi alrededor, como mi cabello flota y se
enmaraña, voy cayendo al pozo, como Alicia. ¿Existe alguna poción? ¿tal vez una
solución permanente?
Voy cayendo, debería
saber que hacer, y lo único que me rescata esta mañana del filo es escribir, cuál
si estuviera charlando, catarsis diría Sócrates.
No sé que pedazo
de pizza del elefante gigante estoy contemplando, pero algo hay que me abruma,
ojalá pudiera saberlo.