A veces somos como un hielo al sol, derritiéndose mediante pasan las horas y sintiendo que poco a poco se acaban las oportunidades de estar, de sentir que hay más allá del "aquí y ahora".
Hace un par de horas viví esa sensación.
Crecí con miedo al fracaso, y de allí vienen a desarrollarse un sin fin de problemáticas en mi vida, sólo por un miedo, que ahora veo absurdo. Conforme pasaban los minutos, sentía en mi pecho un enorme apretón que hacía que mi respiración fuera entre cortada, que doliera al salir.
Desde hace tres años que no tengo un empleo fijo, de esos de 8 o 9 horas laborales, prestaciones de ley y su sueldo quincenal o semanal seguro. A raíz de mi primer colapso "nervioso", si es que así se le puede denominar a la caída súbita por la bipolaridad, he presentado este patrón.
No me puedo quejar, en realidad en estos años no he dejado de trabajar, salvo por un par de meses y eso a causa de recaídas. Pero lo cierto es que he estado trabajando, en punto de venta, inclusive en una agencia de marketing, de donde puedo decir, salí feliz por mi propia cuenta.
Así mismo me he prestado a servicios freelance de redacción (benditos meses fueron esos). Ahora, me encuentro trabajando con mi pareja, en su negocio de créditos hipotecarios, y me gusta, me encanta ver como se esfuerza diariamente por ser propio jefe, de ajustar tiempos y sobre todo, sobrellevar la chinga que es tener que ser tu propio jefe.
Me gusta estar presente, porque a parte de verle a hacer magia laboral, me ha ofrecido aquello que los empleos "formales" no podrían ofrecer, y es que ahora soy dueña de mi tiempo, de mis entradas y salidas, claro está a cumplir metas, y sobre todo a llevar bien el trabajo que se me ha dispuesto.
Pero, recapitulo, me he sentido derretir porque a veces tenemos desencuentros en los que me solicita mayor proactividad, y lo cierto es que tiene razón, pudiera hacer más por el negocio, ayudar a que esto crezca y podamos ser una mancuerna ideal para salir de todos los baches, pero, incluso en mis mejores tiempos de enfermedad, me da miedo dar ese salto, porque aún sigo siendo esa niña con miedo al fracaso.
Hace no muchos días me dijo alguien muy sabio y que me conoce muy bien lo indispensable que me volví, tiempos atrás, en mis antiguos trabajos, y que eso no cualquiera, que inclusive eso pudo ser un factor que me envío a las garras del sobre estrés, una carga en la que mi mente y cuerpo no pudieron más y entonces explotaron, sintiendo, nuevamente, que el fracaso había sido la razón de mis renuncias, de mi colapso, y sobre todo de mi enfermedad. Pero lo que aquella persona me decía era que necesitaba volver a sentirme así, no con estrés por otros, sino indispensable, fuerte en lo laboral y sentir que soy capaz de realizar tareas por mi propia cuenta sin necesidad de un manual.
Y pues aquí estoy, en una encrucijada entre dejar la bondad del trabajo con mi pareja y el de salir a pelear por un puesto de 8 a 6.
Aunando a esta difícil decisión, se vienen las palabras, ciertas y con razón, de mi novio, puesto que día a día me alienta a ser mi propia jefa, a no regalar mi sabiduría a otros por un salario mínimo con horarios complicados para mis citas terapéuticas y médicas. Que soy muy capaz de hacerlo por mi cuenta, y entonces el sol irradia más fuerte, y el hielo comenzó a derretirse con mayor rapidez.
En fin, hace minutos sentía mi corazón salir de mi pecho, benditas sean las letras, pues ahora, en este mismos instante me siento más tranquila, y entonces mi panorama se abre y entiendo muchas cosas.
Me acabo de dar cuenta que mi pareja tiene razón, puedo ser capaz sin necesidad de recibir instrucciones de un alto mando que al final, podrá prescindir de mí, porque no estoy dispuesta a desgastar mi salud emocional nuevamente. Que es momento de "agarrar los toros por los cuernos", y entonces que puedo emprender, que soy hábil, y que aquella persona sabia que me recomendaba un trabajo fijo, también tenía razón, pero referente a mi persona, que si necesito ser productiva, indispensable y proactiva, puedo hacerlo por mi misma, sin necesidad de la aprobación de alguien más.
En este mismo instante les diré, trabajo, no recibo un chivo, puesto que me levanto a realizar trabajos laborales, porque me esfuerzo porque caiga "la papa", porque hoy día laboro en la empresa de mi novio, y que él me paga por comisión, así que si no soy activa en mi trabajo, sencillamente no gano.
Necesito dejar en claro, para mí, por mí, que si no tengo un trabajo "estable" no quiere decir "fracaso", es sencillamente un vista hacia otro rumbo, donde no cualquiera pude voltear, porque piensan que la realización personal es en un empresa no propia.
Aquí le dejo, porque esta verborrea me ha hecho sentir que le debo dar un fuerte gracias a la vida, por darme la oportunidad de estar aquí y ahora, de no ser un hielo, y de que el sol a penas se haya asomado el día de hoy.
P.D. Es momento de empezar mi propio negocio.