lunes, 9 de noviembre de 2009

Sin titulo






Inés, es sólo cuestión de que cierres los ojos, te dejes llevar por mi voz y aquella nueva sensación que invade tu piel, confía en mi, prometo no defraudarte, prometo no tocarte.
Ahora me acercare poco a poco a ti y te hablare al odio, así, ese aire que pasa por tu costado es mi presencia, esto es más que susurros. Tranquila Inés, yo te asegure que no te tocaría y así será, eso que sientes es sólo mi voz, eso que te hace temblar es sólo mi voz, eso que te gusta es sólo mi voz junto a tu oreja.
Niña, imagina ¡No! no abras los ojo, estas nadando, es una laguna nunca antes profanada por los humanos, tú eres la primera y ella no te rechaza; irradias belleza pueril y aquel espacio de agua dulce se complace con tu presencia, con tu desnudez.
El agua es casi cristalina y las aves de vez en cuando vuelan sobre ti, tu cuerpo desnudo es algo nuevo que les gusta, es que eres tan hermosa Inés, tan hermosa.

Tus dedos comienzan a arrugarse, crees prudente salir del agua pero has nadado bastante, tanto que no quieres regresar a donde empezaste, sabes que te cansarías, pero también sabes que tu ropa esta allá, el canto de las aves y el agua misma te hacen recordar que en aquel bello lugar sólo estas tú, solamente tú.
Sales del agua y ahora el viento te da cobijo, es tan cálido, tan suave, es como mi voz. Recuestas tu delicado cuerpo sobre el pasto, los rayos del sol golpean sin quemar, parece magia.
El viento trae consigo una pluma azul magneto de un ave que paso para contemplar tu anatomía y la posa sobre tus dedos del pie derecho. Inés siente su suavidad, agudiza tus sentidos, permítele besarte, permítele tocarte, acariciarte, permítete sentir.
Una brisa comienza a surgir, tan tenue que apenas se siente, hace mover la pluma y ahora queda cerca de tu tobillo. El viento la vuelve a mover, es como si la hiciera caminar, recorre la suave piel de pierna y termina en tu rodilla. Regresa la brisa y hace volar aquel azul magneto para colocarlo sobre tu cuello, queda justo sobre aquel lunar que tanto me gusta. Algo extraño pasa, el viento a cambiado de dirección y ahora obliga a la pluma a caminar del lado contrario, comienza a bajar y roza tus senos, sientes como aquel material volátil toca tu piel, así. ¡No! no los abras, es sólo aire, sigue confiando.

El viento esta loco, perdió su rumbo, lo hiciste perder su rumbo y hace mover la pluma y la posa en tu pezón, la gira y sientes como tus vellos comienzan a erizarse, algo así. El azul magneto regresa al centro de aquel palacio y recorre por tu abdomen, se posa justo debajo de tu lindo ombligo, hizo un recorrido parecido a este…Inés, ¿qué fue lo que te hizo extender tus brazos? ¿la pluma, el aire o ambos? Shh déjate llevar.
Aquel material frágil pareciera tener pudor puesto que le cuesta seguir su camino pero tu piel le pide a gritos que siga, que no pare y trémula sigue bajando para llegar a tu pubis, te agrada la sensación, una sensación parecida a esta…extrañamente no sólo te agrada, sino que también te atemoriza, te hace temblar pero no de placer y a la vez no quieres que aquella pluma azul magneto te abandone.
Inés, eres una niña, tan sólo una niña, aquel lugar lo comprende, lo entiende y una brisa fuerte hace desaparecer de tu cuerpo aquel fragmento, porque no quiere asustarte, no quiere alejarte de allí, de mi.
Porque
Inés, a pesar de que a tus 17 años creas ser ya una mujer y estar preparada para todo, aquel lugar mayor a ti por 10 años se ha dado cuenta de que no es así, que tu cuerpo, aquel cuello pálido, aquellos senos inmaculados y esa pubis aún no están listos, que tú Inés eres una hermosa niña para este viejo lobo, que tu momento pequeña no es este, que aún te queda mucho por aprender y que espero niña me dejes enseñarte, Inés, cuando realmente estés lista.

Ana Karen Carrillo



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El grafógrafo [Salvador Elizondo]

"Escribo. Escribo que escribo. Mentalmente me veo escribir que escribo y también puedo verme ver que escribo. Me recuerdo escribiendo ya y también viéndome que escribía. Y me veo recordando que me veo escribir y me recuerdo viéndome recordar que escribía y escribo viéndome escribir que recuerdo haberme visto escribir que me veía escribir que recordaba haberme visto escribir que escribía y que escribía que escribo que escribía. También puedo imaginarme escribiendo que ya había escrito que me imaginaría escribiendo que había escrito que me imaginaba escribiendo que me veo escribir que escribo."

El grafógrafo.

Salvador Elizondo.