Era Otoño, Octubre para ser precisa. Hacía un poco de aire y este traía consigo la melancolía, los recuerdos, el calor… a ti.Baje la mano por el cuello, sentí mi calor, sentí como mi mano comenzaba a rozar mi piel… te imagine; imagine como aquel olor peculiar se mezclaba con los aromas de mi alcoba. Me solté el sujetador, sentí como bajaba lentamente por el pequeño espacio que había entre mis senos y la blusa, como se deslizaba lentamente, buscando salida, tocando mi piel, mi abdomen… caricias.Recordé tus manos, tu piel, tu voz… el calor. Las pequeñas gotas de sudor hacían pegar mi blusa en mi cuerpo, el aire la movía un poco, me tocaba, me sentía, te imaginaba… deseaba.La noche se estaba convirtiendo en mi cómplice; la oscuridad y los pequeños destellos de las estrellas dibujaban mi silueta en la pared, parecía como una proyección de una película vieja… era yo, eras tú, éramos.Baje mi mano hasta mis pechos: la respiración agitada los hacía moverse, los quise frenar con mi mano, mis dedos… el roce. Nuevamente te imagine, imagine tu respiración cerca, muy cerca de mi cuello, bajando por mi espalada, llegando a mi cadera… frenesí.El calor de mi cuerpo aumentaba, sentía como las gotas de sudor surgían, comenzaban a salir de mi, de lo más profundo de mí… la pasión. Me sofocaba, me sentía prisionera, me despoje de mi ropa… mi desnudes, tu cuerpo, el mío, huellas.
Quería quitarme la piel, despojarme de aquel calor que dominaba mi piel, mi cuerpo, mis deseos; toque mi cuerpo… Ya no era yo, eras tú, tus manos, tus huellas, tú aroma, tu esencia, tus labios, tu cuerpo, tú… Te sentí.
Esa noche nuevamente te sentí.
Quería quitarme la piel, despojarme de aquel calor que dominaba mi piel, mi cuerpo, mis deseos; toque mi cuerpo… Ya no era yo, eras tú, tus manos, tus huellas, tú aroma, tu esencia, tus labios, tu cuerpo, tú… Te sentí.
Esa noche nuevamente te sentí.