martes, 8 de junio de 2010

Sin titulo...

Este es un pequeño regalo que le hago a un amigo un tanto lejano...pero creo que amigo al fin y al cabo.

En ella viene incluida una segunda historia...espero puedan decifrarla.


“El deseo ardiente sonreía para sentir con la nueva idea de poseer. Esa mirada perdida y perversa que intentaba no apagarse y sin embargo lloraba, quizás por sentir, quizás por desear, sea por lo que sea nada lograba ahogar aquella idea, y es que tenia mucho estancada que no quería sentir menos, por lo cual comienza a acariciar, a tentar a alguien. El deseo intentaba cogerla con sus brazos transparentes. Jugaba. Buscaba con desesperación esa silueta y sentía que cazaba a un pequeño venado, es que corría sin detenerse, pero él era paciente, usaba sus sentidos, botaba y desechaba todo lo que no le era útil. No podía alcanzar eso que lo hacia vibrar, y creía que podría explotar y sentirse apagado nuevamente si no la lograba alcanzar, y jamás sentirse enamorado, enamorado de esa sensación que lo hacia perderse, esa sensación que amaba y que era excitante, la alcanzo e hizo una regla, la única regla del juego es que no puede prohibir. Su silueta se podía ver a través de la luz de la luna, era inconfundible aquella mancha que tomaba el cuerpo de un “Él”, y a lo lejos la adrenalina se veía correr hacia el. Se notaba desesperada para llegar a aquel lugar, a aquella cama. Su presencia parecía que encendía el cuarto. Esa idea parecía estar loca, a pesar de ser arrogante era encantadora, su figura tenia el tinte del color azul turquesa que exhalaba las aguas del mar… sal. Aquel deseo ardiente temía que todo fuera un sueño, que esa idea fuera una especia de espejismo por la necesidad que tenía, su miedo era tal que parecía que le temía a la vida misma. El deseo no quería que la noche acabara, quería que el momento fuera eterno, esa idea tan buena solo se dejaba llevar por aquel deseo ardiente. La adrenalina se acercaba… disfrutaba de esa carrera que recorría hacia ese deseo, su silueta era color rojo, su cuerpo parecía extraño, tenía algo que la hacia lucir tan perfecta, tan magnifica. La idea sentía que la adrenalina corría hacia donde estaban ellos, temía voltear a comprobar que se acercaba, mejor prefería verlo a el, a ese deseo que la había cazado. La adrenalina se acercaba cada vez más a cada paso enloquecía más, a cualquier lugar que se moviera lo inundaba de sudor…su silueta era de una mujer , sobre todo se distinguían sus senos, a el, el momento le parecía tan perfecto, que le agradecía a la luna, y esta servidora de pasiones le regalo un baño de calor y más calor, pero el tiempo no perdona, la adrenalina se acercaba, la idea no entendía por que sentía temor de la adrenalina…perfectamente, a lo cerca, se notaba ya que no tenia oportunidad alguna…el deseo, la idea y la adrenalina fueron uno, explotaron, llegaron al punto donde sentir es más sensible, donde las pasiones logran encontrarse y seguir deseando...”

Ana Karen Carrillo

Safe Creative #1006086547902

1 comentario:

  1. Anónimo16:50

    Muy bello y apasionado texto como todo lo que de usted conosco mi querida señorita muy sugestivo y sugerible el tiempo apremia y la distancia quema, mi razon es la suma de los en una privacidad de tres

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El grafógrafo [Salvador Elizondo]

"Escribo. Escribo que escribo. Mentalmente me veo escribir que escribo y también puedo verme ver que escribo. Me recuerdo escribiendo ya y también viéndome que escribía. Y me veo recordando que me veo escribir y me recuerdo viéndome recordar que escribía y escribo viéndome escribir que recuerdo haberme visto escribir que me veía escribir que recordaba haberme visto escribir que escribía y que escribía que escribo que escribía. También puedo imaginarme escribiendo que ya había escrito que me imaginaría escribiendo que había escrito que me imaginaba escribiendo que me veo escribir que escribo."

El grafógrafo.

Salvador Elizondo.