sábado, 22 de diciembre de 2012

Sin motivo ni razón.

Allí estaba yo, mirando por la ventana, fugada del mundo exterior, estaba tan dentro de mi que me valió un par de minutos darme cuenta de lo sucedido...



Siempre lo intenté, a veces lo lograba, otras tantas no pasaba de una sonrisa fingida. Perdón, me refiero a ser feliz, yo hacía todo lo posible o alcanzable para serlo, nunca lo fui del todo. Siempre encontraba algún defecto que me hacía morir por dentro, marchitarme, siempre había algo, cierta facción en el rostro, algún pliegue en mi cuerpo, algún olvido o deterioro mental, educativo o sentimental que me hacía frustrar.


A mis 21 años ya había hecho mía una frase de mi escritor favorito, Fadanelli decía en uno de sus libros "Veinte años de frustraciones lo convierten a uno en viejo prematuro", yo estaba así, frustrada y añejada a mis 21, ¿qué terrible no?  hasta cierto punto uno aprende a vivir con ello, lo terrible resulta cuando se desborda y ya nada puede contenerlo, nada.

Solía sentarme a escribir cada tercer o cuarto día, no tenía la ambición ni la pretensión de ser leída y entendida por lectores regados en el mundo, no deseaba ser famosa y leída en veinte idiomas, sólo quería escribir, era como una especie de catarsis, corrijo, no era una especie, era catarsis. Cuando deslizaba mis dedos sobre el teclado o envolvía con ellos algún bolígrafo o lapicero el mundo dejaba de existir, era yo y mi imaginación, era yo y mis sentimientos, era yo y mis creencias, mis pensamientos, mis ideales, mis elocuencias, mis sinsentidos, era yo y nadie más, dejaba de lados los miedos, los temores a vivir. Tal vez, no lo sé, podría decir que esa fue la etapa más feliz, más pacífica de mi vida. Como dije, "solía". Nada es eterno, nada dura lo necesario para ser feliz por siempre. Era mi  respiro y me lo quitaron, ¿porqué les cuesta trabajo entender a esos pseudointelectuales de sofá que todos tenemos derecho a escribir, tener nuestro espacio, tener el ánimo de sentarse y regar palabras, a veces sin sentido, sólo para liberarnos de nuestros propios demonios? ¿porqué les cuesta trabajo asimilar que el hecho de escribir no significa querer ser famoso, pasar del anonimato, ser alguien? 


Al quitarme eso, fue como si me hubiesen extirpado mis ganas, mis fuerzas, mis ánimos de vivir. ¿Agradecerles? No lo sé, puede que gracias a ellos me atreviera a hacerlo.




Me costó recuperarme, entender que las letras no  son el "todo" de mi vida fue tardado, pero lo logré. Comencé a fotografiar. Fue como una luz, un brillo nuevo, me encanto. Lo he dicho, nada dura lo necesario. Nuevamente destruyeron mi mundo. Mi flaqueza creció, cada día, cada amanecer era cansado, era asfixiante. De nueva cuenta intenté pararme, fue lo mismo con la lectura, esas personas que creen que por no aprenderte las líneas al pie de la letra puedes ser considero una basura, ¿donde aprenden a ser seres tan hostiles? 

Nadie sabe el verdadero significado de "vive y deja vivir", eso me asusto siempre.

No puedo culpar a nadie ajeno a mi, soy yo la única culpable, me culpo a mi misma por mi debilidad, por mi falta de entereza, por mi falta de amor propio. La culpa, tal vez no exista, tal vez sea eso que inventamos para sentirnos seguros de algo, de la propia culpabilidad, tal vez las cosas tienen su propio eje y todo pasa porque tenía que pasar. 


Estaba tan sumida en mi misma que no me di cuenta en que momento se lleno todo y el cataclismo interno comenzó, era ya para ese entonces una especie de maquina sin vida propia, actuaba automáticamente, sin motivo ni razón. Para ese entonces mi vida se vació y a la vez se lleno de motivos para no vivir, para no enamorarme, para no soñar, para no luchar. Ya en esas fechas nada hacía que escapara del mundo y  de mis miedos, nada.

Todo pasó tan rápido, fui a la papelería, compré un cúter, llegue a casa, le dije "buenas noches, te amo" a mamá, la abracé y la besé, fui a mi habitación, cerré la puerta, me recosté, olí a mi peluche preferido, cerré los ojos y sin sentir dolor taje el antebrazo izquierdo, una línea sesgada y profunda ceso de ser nada para pasar a ser parte de mi cuerpo, las sábanas de mi cama comenzaron a humedecerse, sentí el frío de mi sangre. Me quedé dormida. 

Desperté en la habitación de un hospital, el olor a medicamentos me hizo vomitar, me incorporé de la cama y noté un vendaje en mi antebrazo izquierdo.
Allí estaba yo, mirando por la ventana, fugada del mundo exterior, estaba tan dentro de mi que me valió un par de minutos darme cuenta de lo sucedido...olvidé ponerle seguro a la puerta. 


Ana Karen Carrillo Rivera. 

miércoles, 24 de octubre de 2012

Carta al chico de la chamarra negra.

Querido chico de la chamarra negra, aún diré, amado:

Tengo tiempo sin saber de ti, sin saber si aún luces con el mismo destello que cuando te vi la última vez, seguro creció esa luz que desprendes con tu mirar.
Tengo tanto que contarte, quiero sacar tantos días guardados y compartirtelos a ti, sólo a ti, como cuando eramos sólo tu y yo, como cuando el mundo no existía, como cuando los besos eran nuestro único alimento.
A veces me imagino que las cosas hubieran sido muy distintas si no hubiéramos crecido, si no hubiera pasado nada, si tal vez, sólo tal vez, nada hubiera cambiado aquel Abril...( ¿lo recuerdas? )
Pero es que no se puede hablar de los hubiera, y mucho menos de no crecer, no podemos luchar contrarreloj, no de esa forma, no de experiencias, no de ideas, sueños o ideales, no de tú, no de yo, de nosotros.
Recordé que las historias también se recuerdan con melancolía, con deseo, con cariño.
Te tengo una pregunta, cuando llegaste nuevamente, ¿que fue eso que te hizo correr a los brazos de la inseguridad?  Dime, no calles, sé honesto, muero por saber la respuesta, sé que la tienes.
No quiero que te culpes ni que me culpes por ello, porqué sabes, aunque, y es seguro, no hubieras llegado así todo lo que ha pasado seguiría siendo igual, tú allá, yo aquí, historia.
Muere de risa, hace unas semanas encontré la carta que aseguré te hice llegar a tus manos y que tú en realidad no la recibiste, que nos hizo enojarnos como una semana, culpa a Tom Robbins y su "Naturaleza muerta con pájaro carpintero", estaba allí, escondidita en aquel libro que nos hizo reír y llorar tanto.
Hablando de escritores,  el Sábado pasado lloré como hace mucho no lo hacía con una historia, leía nuevamente "Todos los fuegos el fuego." de Cortázar, llegue al cuento " La señorita Cora." y no paré de llorar, los protagonistas me hicieron sentirme así, como cuando nos despedimos la primera vez, como cuando nos despedimos esta última vez...fue la culpa del beso de la señorita Cora.
Te detesto tanto, porque en el fondo aún te amo tanto, y no logro explicar porqué, si ya ha pasado tanto tiempo, no sé si culpar a tu constante recuerdo o tus inesperadas llamadas...a mi tonto sentimiento.

Este día sólo sé que al final la vida es real, y por eso podemos seguir adelante, darnos una mano, apoyarnos, charlar, gozar de la vida, porqué historias como la nuestra no tienen fin, sólo tienen metamorfosis, ciclos, y sé que podremos disfrutar de esta nueva etapa. De esto que nos toca vivir, amigo mío.

Con amor, la chica de los converse.



Ana Karen Carrillo.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Pastillas para dormir.

La historia de la chica comienza hace apenas unos 22 años, una madrugada de verano fechada con un 8 al día del nacimiento. Pequeña e indefensa, tan llena de puerilidad sale del vientre de su madre sin saber que 22 años después tendría que tomar la decisión más difícil de su vida.

La chica, una joven que sueña y teme que sus sueños nunca se cumplan, se hagan realidad, sueños que están llenos de vida, de energía, de belleza, belleza que ella no tiene, belleza física, belleza que por desgracia y por fortuna de algunos es lo único que cuenta en esta sociedad, sociedad que esta impregnada de estereotipos y prejuicios, prejuicios que inculcan la bulimia, la anorexia, la ceguera interior y que no permiten que personas como ella se sientan felices.

22 años y el cansancio sale despedido por sus poros, cansancio físico y mental, mental porqué finge, finge felicidad, felicidad que no ha logrado obtener por miedo, miedo al fracaso, al rechazo, rechazo que ha tenido que soportar casi toda su vida, rechazo que le han valido noches inundadas de lágrimas y golpes físicos, golpes autoinfligidos para callar el dolor sentimental por el dolor físico, dolor físico que es más posible soportar, dolor físico que ha dejado huellas en su rostro, sus brazos y piernas, piernas que no han logrado salir de aquel agujero al que entro en la  niñez, agujero que no es más un hoyo negro que le succiona las fuerzas y las ganas de vivir.

La chica odia el espejo, espejo que refleja lo que en realidad odia, odia tener que verse, odia tener que sentirse, odia su cuerpo, odia que sepa que todos los días lucha por no sentirse fuera de lugar, fuera de los estereotipos que dicta la sociedad, sociedad que le ha enseñado que vale mil veces una cara bonita que un buen sentimiento, que una cara bonita puede más que un puñado de conocimientos, conocimientos que ante unos pechos grandes, unas curvas bien definidas o una silueta estilizada se desvanece y cae, conocimiento en peligro de extinción.

Decisión que la llevará a luchar contra eso que tanto ha deseado y temido, decisión que hará llorar a quienes en realidad la aman, quienes la aman por lo que es, por lo que ha hecho y ha sentido, quienes la apoyan aún en las más difíciles situaciones, situaciones que la han noqueado, que la han hecho más frágil y endeble, endeble ante la rudeza de la vida, de la gente, gente que aprendió de la cultura "de la apariencia", apariencia que no la incluye.

El momento de elegir, elegir cual es la forma de que sea permanente, de que no haya falla y tener que dar explicaciones que nadie podrá comprender, que no podrán comprender porqué nadie siente lo que ella, porqué nadie ha vivido lo que ella, porqué sabe que si falla la vida le seguirá jugando sucio, tramando telarañas sin fin, fin que ha llegado, que hay que marcar, marcar pero no con fibras que enganchen por encima de la apenas notada V de su cuerpo, marcar pero no con filos que hagan brotar líquido viscoso, liquido que tal vez pueda navegar dentro de su cuerpo y le hagan soñar eternamente, le haga sentir que gira, sentir como gira el acero sobre sus manos, sentir el frío de aquel metal que le haga desvanecer tras un ruido ensordecedor, ruido que tal vez pueda callar bajo el líquido cristalino que penetre dentro de sus dos contenedores de aire, aire que con el paso de los minutos se extingue, se pierde dentro de su cuerpo, cuerpo que le dio bienvenida a pequeñas sustancias somníferas, sustancias que le han dejado sonriente eternamente sobre la cama.

viernes, 8 de junio de 2012

Cerrando un ciclo importante. Carta.



Queridos amigos, compañeros:

Que difícil suena (y es) la frase “comenzar de nuevo”, resulta tan caótica, tan temeroso pronunciarla, realizarla.
La costumbre juega un papel importante en nuestras vidas, ciertamente sin saberlo, sin estar conscientes de ella, es la causante de eso que llamamos “comodidad”, y es que la comodidad resulta tan pacífica, tan fuera de miedos.
No  me imaginaba mi vida fuera de esa comodidad que ya había escrito mi vida, no me imaginaba fuera de la vida de muchos de ustedes, mis amigos, mis compañeros. No me imaginaba en otro lugar, en otro panorama que no fuera lo que ya había estado realizando los últimos 2 años y medio.
Hace poco más de 9 meses me venía asfixiando, me venía inundando la duda, la creía normal, incluso el 2 de febrero de 2011 publique en mi espacio virtual, en mi blog, la creciente duda, el creciente miedo y como era que lo justificaba con la “duda normal de cualquier estudiante”.




No daré más rodeos; tengo miedo, demasiado no les voy a mentir, pero ah sido una de las decisiones más  meditadas y más importantes hasta el momento, llevo la mitad de la licenciatura en filosofía y hace un par de días eh llegado a la conclusión que lo mejor por mi bien, por mi bien mental y emocional, por mi vida futura, que es en realidad mi presente, daré por finalizada esta licenciatura, ya no seguiré con ella.
Son tantos los motivos, pero lo que más movió a decir “hasta aquí”, fue que ya no apasionaba, que ya no la sentía propia, en realidad que nunca la sentí propia, tal vez mi primer error fue haber elegido esta licenciatura por no confiar en otro tipo de habilidades para otro tipo de licenciaturas, tal vez mi error fue decir “quiero filosofía” sin saber en realidad que era lo que quería, que era la filosofía, tal vez no hay errores y simplemente las cosas así suceden. Tenía un par de semestres haciendo tareas y trabajos por hacerlos, por sacar buena nota, sin prestarles atención, ya no me llamaban, yo macheteaba, pero este semestre fue el decisivo, fue el que me abrió los ojos y me hizo ver que si en realidad me costaba tanto terminar un trabajo normal, cotidiano, no podría terminar mi licenciatura, y si acaso la llegaré a terminar, no sería feliz y no me sentiría satisfecha haciendo algo que no me apasionaba, que no me gustaba.



Seguiré estudiando otra licenciatura, algo que me llene y me haga sentir plena.



No les pido me entiendan, porque tal vez no lo hagan, sólo necesito en verdad sentir su apoyo, sentir que ustedes, mis amigos, mis compañeros, me apoyan y que sin importar como son las cosas, como serán, estaremos siempre los unos para los otros.



Los quiero mucho.



P.D.

Para mis filósofos: no se rindan si es lo que en verdad quieren, si es lo que los llena y los apasiona, creo en ustedes, transformen el mundo.  

Aunque no los vea en los pasillos, en las aulas, no me olviden.

Ana Karen Carrillo. 

martes, 24 de abril de 2012

De sueños y realidades.


Sigo soñando que te tengo frente a mi, que aún extiendes tu mano y tratas de acariciar los lunares de mi rostro, veo como desesperado intentas romper aquel sopor que no te permite acercarte, lograr tu cometido y sin embargo yo no hago nada, no intento acercarme a ti, no me causas nada, no me causas esa sensación que vos sentís. 
A lo lejos veo un largo pasillo de color azul turquesa, lo veo y regreso la vista y te contemplo, ya no eres eso que me hacía vibrar, poco a poco el color azul turquesa se extiende por todo el lugar y comienzas a desvanecerte entre lo largo y ancho de aquella nueva mancha de color radiante. 
Te vas, y en tu lugar aparece ÉL. 
Él... lo veo y parece que él lo hace también, de vez en vez le sostengo la mirada y la esquiva, finge no ver, finge pretender que no sabe que estoy allí, que veo como ve. Me gusta ver como sonríe, lo hace mucho, de cada tres pestañeos logro ver su sonrisa iluminar su rostro.
Todo esto forma una sensación parecido al sosiego mezclado con la incertidumbre, el color azul turquesa se pierde y aquel lugar se oscurece, de pronto una llama en medio de los dos dibuja nuestras siluetas. Estoy a la expectativa de que ambas siluetas logren formar un solo cuerpo. 
Estoy fija en el suelo, como congelada, no puedo tocarle, no puedo lograr que todo se una. 
Un soplo desde el lugar de donde él esta apaga aquella pequeña llama. La oscuridad reina, la incertidumbre crece, el miedo comienza a alimentarme...¿cómo saber que él sigue allí, frente a mi?

En el momento justo en el que despierta esa duda, pierdo el sueño...todo se va, todo.
Es en ese momento donde no sé sigo soñando o eh ganado la vigilia...es en estos párrafos donde aún no logro entender quién es él, porque aparece, porque apareces tu, porque me mueve el mundo si ni siquiera lo eh tocado, si ni siquiera sé lo que realmente es, porque es que me dobla las rodillas cada que recuerdo esa sonrisa, esa magia que desprenden sus labios a lo lejos. Es aquí donde le pregunto a él ¿quien eres y que pretendes? 

sábado, 18 de febrero de 2012

Y que no haya confusiones...para ti que te vi ayer.

¿Y yo cómo te hago saber que

no es que sea del todo tímida 

sino que me cuesta saber

de ti?

¿Cómo te hago ver que no es que sea frívola,

sino que me cuesta hacerles ver que como todos

también tengo cicatrices...?


¿Yo cómo te hago saber 
que quiero saber ti?

martes, 10 de enero de 2012

Carta a mi amigo.

Amigo mío, querido:

¿Haz sentido cómo en algunas ocasiones las miradas pueden ser autodestructivas? Seguro que si, y seguro también que a pesar de que sabemos que eso pasa no evitamos ver así, actuar así, no nos detenemos ante la tentativa idea de destrucción, ante la idea fantástica de ver a aquella persona de esa forma, de desearla, de saber que a pesar de todo  la autodrestrucción será inevitable, y me pregunto ¿acaso el mundo esta equivocado, acaso el universo conspira en contra de  nosotros, o es que en realidad somos nosotros los que conspiramos en contra de nosotros mismos?
Deja te cuento algo que hacía de pequeña...
Hace mucho años solía imaginar como sería la vida perfecta, hablaba de perfección y de vida, imaginaba espacios mágicos con gente increíble, de platicas con sentido y de un mundo que cambiaba para ser mejor todos los días, imaginaba las vanguardias diseñadas por mi y mis amigos, sobre todo imaginaba el hombre ideal, el amor platónico. Con el paso de los años (y a decir verdad, con el paso de la experiencia y de los tragos amargos) me di cuenta que "imaginar, perfección, vivir, amor platónico" suelen ser mezclas peligrosas, cuando menos te lo esperas pierdes el sentido de la vida y olvidas vivir por el simple hecho de solo imaginar, y con el transcurrir de ese imaginar, el amor platónico se idealiza hacia una perfección que no tiene cabida en la vida real.

Con estas palabras no deseo amigo mío, querido, que dejes de imaginar, desear o idealizar amores, lo que pretendo es hacerte saber que no es bello dejar de vivir por querer lograr esa perfección de vida, nunca dejes de imaginar, pero jamás, por nada, dejes de vivir, porque si olvidas vivir dejaras de encontrar las maravillas de la imaginación que se han convertido en realidad, que son parte de la vida real. No planeo decirte tampoco querido que dejes de buscar el amor, lo que en realidad planeo es que en un futuro dejemos de idealizar a las personas y las bajemos de ese pedestal, porque al final, somo todos seres humanos, y cuando más idealizas un amor perfecto, un amor platónico más dura será la caída cuando nos demos cuenta de que todos cometemos errores y que la perfección del ser humano al final es la bella imperfección. 




Quiero que ames, que cometas errores, que corras y grites amando tu vida, con sus pequeños o grandes errores, con sus tragedias, con sus comedias, con sus romances, quiero una vida llena de dicha para ti, quiero que llores y entiendas que la vida también se proyecta en forma liquida, quiero que entiendas que los recuerdos dañinos y las miradas autodestructivas son para los rencorosos que aún viven inmersos en un deseo profundo, solo y oscuro, de una vida perfecta, quiero que a pesar de que sigas viendo a esa persona que aún te daña, que aún te hace sentir el mundo pequeño, , quiero que sepas que estoy contigo, tomando tu mano, queriendo que las autodestrucciones puedan ser remediadas por mi, por tus amigos...por ti.

Querido mío, amigo mío, aquí estoy, para ti.

Con cariño.

Tu amiga Ana.

El grafógrafo [Salvador Elizondo]

"Escribo. Escribo que escribo. Mentalmente me veo escribir que escribo y también puedo verme ver que escribo. Me recuerdo escribiendo ya y también viéndome que escribía. Y me veo recordando que me veo escribir y me recuerdo viéndome recordar que escribía y escribo viéndome escribir que recuerdo haberme visto escribir que me veía escribir que recordaba haberme visto escribir que escribía y que escribía que escribo que escribía. También puedo imaginarme escribiendo que ya había escrito que me imaginaría escribiendo que había escrito que me imaginaba escribiendo que me veo escribir que escribo."

El grafógrafo.

Salvador Elizondo.