Querido chico de la chamarra negra, aún diré, amado:
Tengo tiempo sin saber de ti, sin saber si aún luces con el mismo destello que cuando te vi la última vez, seguro creció esa luz que desprendes con tu mirar.
Tengo tanto que contarte, quiero sacar tantos días guardados y compartirtelos a ti, sólo a ti, como cuando eramos sólo tu y yo, como cuando el mundo no existía, como cuando los besos eran nuestro único alimento.
Tengo tiempo sin saber de ti, sin saber si aún luces con el mismo destello que cuando te vi la última vez, seguro creció esa luz que desprendes con tu mirar.
Tengo tanto que contarte, quiero sacar tantos días guardados y compartirtelos a ti, sólo a ti, como cuando eramos sólo tu y yo, como cuando el mundo no existía, como cuando los besos eran nuestro único alimento.
A veces me imagino que las cosas hubieran sido muy distintas si no hubiéramos crecido, si no hubiera pasado nada, si tal vez, sólo tal vez, nada hubiera cambiado aquel Abril...( ¿lo recuerdas? )
Pero es que no se puede hablar de los hubiera, y mucho menos de no crecer, no podemos luchar contrarreloj, no de esa forma, no de experiencias, no de ideas, sueños o ideales, no de tú, no de yo, de nosotros.
Pero es que no se puede hablar de los hubiera, y mucho menos de no crecer, no podemos luchar contrarreloj, no de esa forma, no de experiencias, no de ideas, sueños o ideales, no de tú, no de yo, de nosotros.
Recordé que las historias también se recuerdan con melancolía, con deseo, con cariño.
Te tengo una pregunta, cuando llegaste nuevamente, ¿que fue eso que te hizo correr a los brazos de la inseguridad? Dime, no calles, sé honesto, muero por saber la respuesta, sé que la tienes.
No quiero que te culpes ni que me culpes por ello, porqué sabes, aunque, y es seguro, no hubieras llegado así todo lo que ha pasado seguiría siendo igual, tú allá, yo aquí, historia.
Muere de risa, hace unas semanas encontré la carta que aseguré te hice llegar a tus manos y que tú en realidad no la recibiste, que nos hizo enojarnos como una semana, culpa a Tom Robbins y su "Naturaleza muerta con pájaro carpintero", estaba allí, escondidita en aquel libro que nos hizo reír y llorar tanto.
Hablando de escritores, el Sábado pasado lloré como hace mucho no lo hacía con una historia, leía nuevamente "Todos los fuegos el fuego." de Cortázar, llegue al cuento " La señorita Cora." y no paré de llorar, los protagonistas me hicieron sentirme así, como cuando nos despedimos la primera vez, como cuando nos despedimos esta última vez...fue la culpa del beso de la señorita Cora.
Hablando de escritores, el Sábado pasado lloré como hace mucho no lo hacía con una historia, leía nuevamente "Todos los fuegos el fuego." de Cortázar, llegue al cuento " La señorita Cora." y no paré de llorar, los protagonistas me hicieron sentirme así, como cuando nos despedimos la primera vez, como cuando nos despedimos esta última vez...fue la culpa del beso de la señorita Cora.
Te detesto tanto, porque en el fondo aún te amo tanto, y no logro explicar porqué, si ya ha pasado tanto tiempo, no sé si culpar a tu constante recuerdo o tus inesperadas llamadas...a mi tonto sentimiento.
Este día sólo sé que al final la vida es real, y por eso podemos seguir adelante, darnos una mano, apoyarnos, charlar, gozar de la vida, porqué historias como la nuestra no tienen fin, sólo tienen metamorfosis, ciclos, y sé que podremos disfrutar de esta nueva etapa. De esto que nos toca vivir, amigo mío.
Con amor, la chica de los converse.
Ana Karen Carrillo.
Este día sólo sé que al final la vida es real, y por eso podemos seguir adelante, darnos una mano, apoyarnos, charlar, gozar de la vida, porqué historias como la nuestra no tienen fin, sólo tienen metamorfosis, ciclos, y sé que podremos disfrutar de esta nueva etapa. De esto que nos toca vivir, amigo mío.
Con amor, la chica de los converse.
Ana Karen Carrillo.
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