Ves como se desmorona el castillo de naipes, mi castillo.
A veces, los días son así, desde la dualidad las cosas son distintas, puedes vivir un día emocionante, pero de pronto algo puede hacer derramar el vaso que se ha estado llenando fuera de las crisis, y cuando eso sucede tu mundo se sacude, tu mente vuela como pluma al viento, sin destino, dejándose llevar, y eso no siempre es bueno.
Los sentimientos se embarcan en un balsa de cristal, frágil, transparente; imposibles de ocultar. Cuando tocan puerto sientes como cada uno, de apoco, salen y se niebla la vista. Queman en las manos y la única salvación es soltarlos, dejar que se derramen y hundan tu cuerpo. A veces, los días son raros y difíciles, el estado melancólico se intensifica y tus piernas tiemblan, tú divagas, la pesadez se apodara de ti y sin darte cuenta el misterio de la vida y la muerte se devela ante tus ojos.
En esos días uno sueña con no estar enfermo.
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