
Los colores de la mañana se infiltraban por la ventana, los tenues rayos de luz encendían la cara desvelada de Alis, sus ojos estaban cerrados llenos de lagañas, el sol la despertó.
Extendió sus brazos y bostezo, abrió los ojos lentamente y se sentó en su cama.
Toco su cuerpo y recordó lo que la noche anterior había vivido, su rostro reflejo la tristeza de lo que comenzó a revivir.
Se levantó impulsada por el deseo de que todo fuese mentira y se miró al espejo, se repudio, en sus brazos había secuelas del infierno de la noche anterior.
Alis salió con Braulio, el amigo de la infancia que hace ya más de 4 años no veía, el abrazo del reencuentro despertó en él la perversión y la lujuria que el cuerpo de Alis le producía.
Se sentaron en la plaza a tomar café y a platicar que había sido de ellos en esos 4 años de separación. Las tazas de moka y expreso viajaban rápidamente al igual que el reloj, la noche los alcanzó muy pronto, y como aún había mucho que contar Braulio la invito a su nuevo departamento ubicado en la Condesa. Alis gustosa accedió. Caminaron cada quién a sus autos y Alis siguió el de Braulio.
El tráfico era poco, entre semana casi nadie sale, una vez que llegaron estacionaron los autos; caminaron al departamento y cuando estaban frente a la puerta Braulio entusiasmado inspeccionaba cada detalle del esculpido cuerpo de Alis.
El departamento era frío, incomodo y solo. Braulio le invito un trago. Las lindas y bien torneadas piernas de Alis estaban siendo asechadas por la perturbarte mirada de Braulio. El alcohol pronto comenzó a naufragar la razón de Braulio. La invito a su cuarto y Alis se negó.
¿Cómo alg

Alis estaba desconcertada, nunca había visto a su amigo así, la aventó a la cama y sujeto sus brazos y piernas. Le dijo que siempre la había deseado y que quizá estos años de separación lo habían hecho valiente para hacer lo que haría.
Braulio comenzó a desnudar el cuerpo de Alis. Ella empezó a gritar y a llorar, sus lágrimas en seguida ahogaron sus gritos; él toco los labios de Alis con los suyos y sus dientes pronto fueron navajas en los delicados labios color carmín de Alis, gotas de sangre hicieron cesar el llanto.Él encendió su cigarrillo y rápidamente lo puso en la tersa y suave piel de Alis, una y otra vez, no se cansaba, de sus brazos se expedía un desagradable olor a carne quemada, lo caliente carcomía a su piel.
Ceso la tortura del cigarro, y él empezó a acariciar el bello y casi perfecto rostro de Alis, analizando cada poro como si nunca antes lo hubiese tocado y de pronto sus manos empezaron a bajar lentamente y aprisionaron sus senos, los estrujaba, los manipulaba, los lastimaba. El cuerpo de Braulio le exigía sacar la energía guardada, se desnudo.
Se subió sobre Alis y la abofeteo, su mejilla pronto comenzó a amoratarse. Los sexos se unieron, Alis cerró sus ojos llena de pánico, tristeza y coraje porque ahora su amigo se convirtió en su verdugo, y su verdugo se estaba convirtiendo en su violador. La agresión de él hacia ella era fuerte, los golpes y el cansancio hicieron que su organismo se quedara inerte, desmayada.Alis se encontró tirada en su cama, reviviendo aquella dura noche donde su cuerpo fue ultrajado y su alma vejada.
Ana Karen Carrillo
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