miércoles, 30 de octubre de 2013

Frenesí en la piel.

En la habitación de aquel Hotel del centro del D.F., cercano al Zócalo de la ciudad se daba una conjunción perfecta entre una piel nacional y otra extranjera. Mexicana y argentino se volcaban en un frenesí imparable.
El argentino rompió el silencio.
-Esto es una breve despedida, pero quiero que recuerdes esta imagen que a mi me perseguirá por siempre: vino tinto en tus pechos, separados y lindos, que cada vez que respiras se mueven uniformemente, mis manos en vos, sobre la espalda, este cuarto que nos sirve de guarida en este momento. Esta silla, vos sobre mi y yo dentro de vos, tu cara llena de pasión, excitación, ese movimiento tuyo que me invadirá cada vez que duerma y que vendrá a mi en cada sueño. Tu cadera, tu espalda larga ondulándose...-
Ella no tardó en hablar.
-No lo olvidaré, que no te quepa la menor duda de eso cariño mío.-
-Sólo espero que esto no sea una más de las tantas historias terminadas con el tiempo,  quiero que dure, porque para mi esto es más que sexo y reuniones frecuentes en un sólo mes de pasiones, y sobre todo espero que ningún pibe te haga lo que yo, que ningún boludo te haga sentir tan bien como yo, para que cuando nos volvamos a ver sea con tantas ganas, con un deseo implacable. Espero que lo que vivimos no sea sólo una noche más.-
-Me fascina tu maravillosa reacción al sentir mis manos tocando cada parte de tu cuerpo.- dijo ella, la piel mexicana.
-Yo no quiero regresar a Argentina, mi hogar es tu cuerpo, tus manos, tus senos, tu cadera, tu entrepierna...-
-Calla. Tienes que regresar, porque entonces, el próximo verano el vino tinto sabrá mejor.- 

lunes, 21 de octubre de 2013


P.D. Que sí, que ya me di cuenta que contigo siempre termino diciendo algo para cargarla, que sí, que sé que no soy lo que "necesitas, buscas y te gusta", que sí, hombre, que ya me percaté de eso, pero si de algo sirve yo te quiero, y te quiero así, con tus problemas, con tus silencios y tus sonrisas, te quiero y mucho, sin importar que tú a mi no me quieras...me procures poco.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

"¿Por qué no me dejaste tirar la silla, mamá? ¿por qué no me dejaste sentir como se humedecen mis brazos? ¿o por qué no me dejaste soltar aquel frío metal curveado, mamá?"
Dijo una joven marchita, una noche cualquiera, en una ciudad cualquiera.
Dije.

martes, 17 de septiembre de 2013

He de confesar que soy demasiado débil para olvidarte, para no intentar buscarte en las huellas de los demás. He de confesar que no puedo encontrarte en la tinta de los otros, que me desilusiona saber que aún nadie puede superarte. Lo acepto, tu crueldad aún vive debajo de mi colchón, en las marcas de mis piernas, en mis hombros, en mi espalda, en mi cadera, pero sobre todo en mis silencios...

miércoles, 11 de septiembre de 2013

De dos amores cobardes.

Y esto fue lo que le dije a aquel desconocido:

"Me alegra que nos hayan presentado en esta fiesta, a veces no basta con lo que tu amiga te cuenta acerca de "ese alguien", a veces es necesario conocerlo para entender porque alberga en esa persona tal sentimiento. 
Sé que no te conozco, que somos sólo dos simples extraños, pero permíteme esta noche llamarte "amigo", porque al final de la velada, estoy seguro, seremos eso, amigos. 
¿De qué podría hablarte, amigo, sino de ella? De esa mujer sensacional, maravillosa, que vuelca la noche fría y sola en una melodiosa mañana de verano, cálida y acogedora. Sí, de esa, nuestra amiga en común, de esa mujer que hoy nos presentó, esa mujer en la  que alberga aquel sentimiento. 
Tal vez, y espero equivocarme, no sepas cuan sensacional y especial es, es posible que no entiendes que esa mujer lleva más que una sonrisa en su rostro. Sabe mantenerse a flote a pesar de tener problemas, de sentirse asfixiada, no siempre, por la vida. No sé si entiendas que esa mujer es una luz, es esperanza. Que brinda un goce de sólo verla sonreír por un mal chiste. Que la luz que emana su mirada llena de tranquilidad cualquier espacio caótico, cualquier mente en depresión. 
Amigo, ¿qué no podría contarte yo de ella, que no sepas ya?. Pero claro, ¿quién soy yo para decirte "no la dejes ir"? No lo tomes a mal, pero como lo sabes ya, ella y yo somos buenos amigos, de no ser así, esta noche no me habría traído aquí. A lo que me refiero es que ya conozco su historia, y no es que me entrometa, pero amigo, en verdad es la mujer ideal, no entiendo como puedes dejarla ir, así de simple. 
Sé que amar asusta, a veces lastima, pero dime ¿cómo podría esa mujer lastimarte a ti, si tú ya la tienes ganada? Sonará posesivo, pero en vocabulario poético, ella ya es tuya, te pertenece en cuerpo y alma, porque te ama. Sé que esto no es nuevo para ti, sé que lo sabes, lo sé amigo, lo sé.
¿Por qué negarte entonces, porque no intentarlo? 
Ella es alegría y coraje, es fiel a sus convicciones, y por tonto que parezca, ella es bella aún con su a veces arrogante carácter, es graciosa aunque no quiera serlo y tiene la espalda más bella del mundo. 
Ella es mi amiga, lo sé bien, por eso te digo todo esto, porque ella te pertenece, es tuya, toda ella es para ti,  sus labios ya lo saben, porque ya han compartido besos, ¿una vez más, explícame, si sus labios sólo claman los tuyos, cómo no podrías amarla? 
Es la mujer que todo hombre ha soñado y ella sólo tiene sueños para compartir contigo, así que amigo, esta noche podrías llevarla a aquella banca, sostener su mano y decirle "intentémoslo" para que ella diga lo que tal vez nunca escuche yo ni ningún otro hombre: este es nuestro presente, vivamos sólo tú y yo. Te quiero. 
Pero claro, ¿quién soy yo, sino un desconocido, un amigo, su amigo? ¿quién soy yo, sino un simple cobarde que jamás se atreverá a decirle a ella todo esto? 
Así que puedes aprovechar esta mágica noche, dejar de ser cobarde y ahora que se esta aproximando a nosotros dejar de sentir miedo, sonreirle como ella lo esta haciendo ahora, y simplemente amarla."

jueves, 22 de agosto de 2013

Soñé contigo.  Llegabas a mi casa a decir "hola" y al final nos besamos. Soñé que soñaba tu beso tan anhelado por mi. Soñé que te soñaba un poco mío, un poco tuya, un poco nuestro. Me soñé soñándote, porque al final, lo acepto ya, eres eso, un sueño que anhelo, un sueño que sueño.

martes, 13 de agosto de 2013

Un final por escribir

Todo comienza en una tarde común, entre amigos,  nada especial, no hay lluvia ni un sol esplendido, es una simple tarde  como otras, de un mes y un día simple, no hay nada de especial, nada
Estoy yo, viéndote, te siento cerca, no hacemos nada inusual, es un día de esos en los que no queremos estar solos, ya sabrás, aunque hay silencio la compañía se siente. 
Me propones jugar "timbiriche", algo tan sencillo para romper el silencio y la calma del momento sin perturbar aquel instante de miradas. El juego comienza, tintas azul y negra, como siempre, elijes la tinta azul. Conforme pasa el tiempo el papel se llena de aquellos colores, cuadros y letras, en la locura del momento decidimos poner una vocal de nuestro nombre, dejamos de lado la típica forma de elegir las iniciales, dices: elijo la "e". No me queda más remedio, soy la "a". Reímos, la hoja se llena de "e", la tinta azul sobresale. 
Hacemos una pausa, me dirijo al baño y tú a la sala, de regreso te veo recostado en el sofá, aquel color café del mueble te sienta tan bien, camino hacía aquel lugar, aún no hemos terminado la partida, mi turno. Me siento en el piso, cerca, muy cerca de ti, quedo a la altura de tu pecho, coloco una línea negra seguida de una "a". En el momento, haces un movimiento para poder alcanzar la hoja que yace en la mesa de centro, tus brazos pasan por mis hombros y tu cara queda justo a un lado de la mía, sin poder evitarlo nos vemos, estamos a un centímetro de chocar, boca a boca, nos quedamos viendo y de pronto el espacio y el aire no son suficientes para lo que mi cuerpo alberga, para lo que mi corazón comienza a sentir, que va, para lo que me había negado a aceptar, mis labios se abren poco y quisiera gritarte "tengo, tengo ganas de ti". Y es en ese momento en el todo pierde el sentido, noto que mis manos tiemblan, mi cuerpo tiembla, mis pensamientos vuelan y me hablan acerca de ti, mi corazón se acelera, y entonces me doy cuenta de que te quiero, de que me gustas, y se siente así, como si estuviera caminando directo a la boca del lobo, directo a una decepción, porque de ante mano sé que no hay esperanza alguna contigo, porque no soy para ti lo que siempre has buscado, lo que más deseas, no soy "ese alguien" de lo que esperas en la vida. No soy la mujer que buscas, esa loca intelectual de cuerpo perfecto y mirada seductora, esa que te congela cada que la ves, no soy una Emma Roberts o una Rooney Mara, no soy licenciada o ingeniera en algo, no soy una incansable revolucionaría (al final perdí un poco la fe en la revolución), sé que no tengo un chance contigo porque no soy la chica de faldas o vestidos, de vaqueros ceñidos y copa C, no soy esa mujer delicada, sino al contrario, soy brusca tosca, y no me quejo, es lo que soy. Me percato de que muero por besarte pero a la vez temo tanto arruinar esto, esto que tenemos, eso que nos une, la amistad. Todo pasa en cuestión de un par de segundos, es un abrir y cerrar de ojos, estamos tan cerca y distantes, quisiera saber que piensas, que sientes, que sensación hay en tu cuerpo. Me sonríes...

lunes, 29 de julio de 2013

"¿Qué se necesita para ser feliz?"

"¿Qué se necesita para ser feliz?" La pregunta constante que Anne se hacía cada día al levantarse, cada día al atardecer, cada que las estrellas se asomaban para darle las buenas noches, en fin "¿qué se necesita para "yo" ser feliz?", una pregunta vaga y a la vez profunda y complicada. 
Anne llevaba un par de semanas sumida en la depresión, problema médico que le fue diagnosticado tras pequeños ataques a su organismo, a su propia persona. El letargo y la costumbre de ir al trabajo sólo por compromiso, sólo por ir a cumplir una responsabilidad que ella había adquirido un año atrás, era ahora su nueva personalidad, su "calidad de vida". Darse cuenta que todo se volcaba, todo a su alrededor se venía abajo la asfixiaba cada vez más y sin darse cuenta se sumía cada vez más en ese pozo.

"¿Qué se necesita para poder ser feliz?" Varias opiniones la abordaban, entre amigos y familiares le decían que es lo que necesitaba, que es, a su opinión, lo que le faltaba para que ella estuviese bien, para no sentirse destrozada, fracasada. Pero ninguna de esas opiniones lograban satisfacer y responder a aquella cuestión. ¿Quién podría entender que el fondo del problema es ella misma? Se preguntaba, ¿cómo explicarles que el problema no es la soledad, no es la falta de actividades escolares y de actividades de creatividad o deportivas? ¿cómo hacerles ver que esos problemas eran una segunda vista, eran consecuencia del problema raíz? ¿cómo decirles que el problema es el "ser ella", el no saber aceptarse, amarse? Imposible de explicar, más aún, imposible de ser entendida. 

Anne llevaba cada día en su espalda un gramo más de insatisfacción, un día más de odio y desprecio a sí misma. Cierto día tocó fondo. No soportó verse, no soportó sentirse sola, sentirse un fracaso, se dijo a si misma que era fea, que nadie nunca la iba a querer, que era un fracaso, que jamás lograría nada en la vida, que la vida para ella no valía y que al final todo se vendría abajo. Golpeó con fuerza la pared, el rojo y la hinchazón pronto envolvieron sus nudillos, pero el dolor del alma era aún más grande que el dolor físico, sin darse cuenta se asentó un puñetazo en la mejilla, el dolor comenzó a surgir, se dio cuenta de que tenía dos manos, se dio un golpe y otro, y otro y no paró de golpearse  hasta que el llanto y el dolor la derrumbaron sobre la cama. Lloró y no paró de hacerlo hasta quedarse dormida. 

"¿Qué se necesita para ser feliz?" No podía encontrar la respuesta, cada que la buscaba se sentía aún más triste, más destrozada. Se sentía presiona por encontrar la respuesta, por darse cuenta de que era eso que le falta o necesitaba para estar satisfecha, para no sentirse fea, fracasada, vieja y sin ningún logro. Nada fácil, nada más complicado que la simplicidad en una pregunta.

Cierto día se sentó, se puso a pensar y surgió entonces la pregunta correcta: ¿por qué esta obstinación por buscar "algo" que haga posible la felicidad? Se dio cuenta de que hay un "algo", sino que la felicidad está allí, que la felicidad es ella misma. Se puso a pensar como serían las cosas si en lugar de preguntarse todas las mañanas "¿qué se necesita para ser feliz?" se pusiera simplemente a vivir, a no agobiarse. Imaginó: ¿cómo sería salir a algún lugar con ese chavo que me trae líada, hecha un nudo? imaginó la escena, él y ella, él volteando a ver a las demás, a las que no son como ella, a las que son "su tipo". Se dijo: lo quiero, me fascina, podría pasar noches enteras sin dormir sólo por estar platicando con él, podría amarlo, ¿pero de que me sirve si él a mi no me quiere? Se dio cuenta de que él sólo pretendía tenerla allí, sólo para él, pero, él sin ofrecer nada a cambio, se percató que de nada valdría ponerse a pensar en él como algo más porque al final la batalla estaba perdida, y comenzó a asumirlo, a aceptar que de él sólo vendría una linda amistad. Entonces llego a su primera conclusión: él me gusta, lo quiero pero no me sentiré mal porque él no me vea como a las demás, como a esas que le gustan, me dolará al principio pero será lo mejor, debo aceptar que yo nunca seré para él lo que él es para mi, que mi cuerpo tal vez sea el problema que él ve, pero debo entender que eso no implica que lo sea para mi, debo amarme, porque esto es lo que soy, no puedo ofrecer nada más, entenderé que él no me quiere, y sin embargo eso no significa que sea fea, tonta o poca cosa para alguien, debo asumir que simplemente hay personas que no son para mi. 
Después imagino: ¿cómo es la vida de un "fracasado"? no hay respuesta para eso, se dijo, cada quién tiene que ver el fracaso según sus expectativas, entonces ¿por qué me empeño en verme como una fracasa? debo dejar el miedo atrás y comenzar a vivir lo que tengo, y si la vida no me esta dando lo que tal vez quiero que pasé entonces buscaré otra cosa, miles de cosas tengo en mente, tantos planes que aún no he intentado hacer ¿por qué no comenzar de una vez a vivir lo que años atrás deja de pensar por miedo al que dirán? Y más aún, comenzaré a afinar las cosas que me gustan y sigo haciendo, que amo. Así llego a su segunda conclusión: Debo dejar el miedo atrás y sin importar nada hoy tomaré las riendas de mi vida, me inscribiré a algo que he querido hacer sin importar como lo vean los demás, si lo aprueban o no, porque al final es sólo decisión mía, porque simplemente es mi vida. Viviré según mis expectativas, mis opiniones y no las de los demás. Entenderé, de ahora en adelante, que no hay un tiempo límite para vivir.

Anne sonrió,  por primera vez en semanas sonrió, pensó que la vida no es sencilla, que tal vez aceptarse es la tarea más difícil de vivir y que por haber llegado a tres conclusiones no significaba que ya no había problemas, que todo estaba resulto, pero se sintió tranquila; en mucho la ansiedad  la había reinado y ahora volvía a sentir eso que años atrás la había alimentado, que años atrás la había animado: seguridad de que todo saldría bien, una linda e inexplicable seguridad la invitó a vivir nuevamente. 
Y se repitió en voz alta su tercera conclusión: sólo necesito comenzar nuevamente a vivir, lo demás viene con la vida.

miércoles, 26 de junio de 2013

Carta al chico del casco blanco.


Querido chico del casco blanco: 

Me sorprendí al enterarme que querías saber que pienso en ti, cuando recibí esa nota tuya diciendo "espero algún día, no sé, de alguna forma ser parte de tu vida, de eso que amas, de eso que emanas, de eso que te apasiona, ser, porque no, letras, tus letras." ¿Por qué me sorprendió? Tal vez porque a veces sueles ser frío y distante o a veces, en pequeños instantes, descongelas mi mundo. Es posible que mi asombro venga de que nunca me habían pedido eso, jamás me habían dicho, de forma tan abierta, que sería un gusto ser alguna de mis historias, pero ¿sabes algo, chico del casco blanco? Tú ya has sido parte de mis historias, no te diré cuales, no te diré cuentas, sólo quiero que sepas que sí pienso en ti, te he pensado y por lo mimos te he escrito.


Siempre pienso en mi gente, en mis amigos, en mis personas favoritas, siempre están allí para inspirarme, para poder hablar un poco de ellos, porque ellos me ayudan a explicar, de forma más clara y más real, mi mundo, mi entorno. Así que puedes estar tranquilo, porque ya eres parte de mis historias, de mis pequeños relatos, porque, chico del casco blanco, desde el día en que dijiste "me gustó de ti lo revolucionario", desde ese día, ya formaste parte de mi vida, te quedaste, y aún no entiendo porque, si fue tan rato, tan inusual para mi la forma en que te conocí que aún no logro explicarme porque penetraste en mi mente tan rápido, porque esa rara conexión desde el primer día en que platiqué contigo, no sé si sea buena o mala, sólo sé que la sigo disfrutando, a veces me pregunto si tú también lo ves así, ¿es así, es una conexión rara e inusual, o sólo es mi no costumbre a ser tan abierta? Ojalá algún día puedas responderme. 

A veces me da miedo que pienses que eres desechable, que puedes desaparecer, no es así, por lo menos para mi no lo es, eres especial, eres una persona muy rara de encontrar, y eso implica que las personas afortunadas, como yo por haberme topado en tu vida, debemos aprender a conservar a las personas como tú. En ocasiones creo que piensas que puedes sencillamente irte, y en parte tienes razón, he aprendido que nadie debe ser imprescindible, pero ¡oh!, chico del casco blanco, eres tan diferente, en algunos aspectos, a los demás, que no contar contigo en mi vida sería un poco trágico, porque para bien o para mal, ya me he acostumbrado a ti, a tus bromas, a tus chistes sin gracia, a tu necedad, a nuestras pláticas sin sentido, a ser tu doctora corazón, pero sobre todo, me he acostumbrado a ser tu amiga. 

Así que puedes seguir creyendo que no pienso en ti, pero en el fondo, estoy segura, es algo que siempre has sabido. 

En fin, aquí me detengo, chico del casco blanco antes de que te cuente cosas que tal vez no quieras saber. 

Con un especial, pero muy especial cariño, la chica de las botas. 


26/Junio/2013. 

lunes, 10 de junio de 2013

Amigo. 

Te noto distante, te noto temeroso, ¿por qué no confiar en lo que sientes? A veces la mejor decisión es no quedar en silencio, es hablar, decir "estoy aquí". Recordé lo que hemos hablado, sobre como lo hemos hablado, al final a veces puede más el miedo de amar a alguien que no esperabas, con quién no soñabas, con quién no creías posible pasar noches enteras hablando sin sentir sueño, pasar horas y horas hablando sin decir nada. A veces, amigo, uno no puede tener el control y decir "ella o él me gustará", a veces simplemente sucede, simplemente llega y se instala, llega y no dice "agua va".
Pero no escribo para que sepas como sucede, ya lo sabes, te esta sucediendo, a lo que en realidad vengo es a decirte que tus palabras de la otra noche aún resuenan cual eco, aún me aterra la forma en que dijiste las cosas, en como sin ton ni son pretendes fingir que no te pasa nada, cuando la realidad es que temes alejarte, dejar todo atrás, no intentar. 
Pues te lo haré más sencillo, lee con precaución, lee con atención: 
Yo no puedo competir contra ellas, con las que ves y fantaseas, con las que ves y dices "que mujer tan guapa, que mujer "tan buena", con las que no te pena salir por la calle,  yo, amigo, soy estas letras, soy este cuerpo, que una vez describí como "un cuerpo de caderas anchas, senos separados y piernas llenas", soy este cuerpo que has tenido frente a ti tantas veces, que has abrazado, así que puedes simplemente aceptarlo o no, no hay más opción. Yo no soy, ni puedo ser como ellas, no soy la mujer perfecta ni el cuerpo perfecto, pero al final, ellas tampoco lo son, en esta sociedad nada es perfecto, todo esta a la orden de la crítica voraz, nada es normal, todo, en algún punto, está mal, todas, sin excepción somos "muñecas rotas", como suelen llamarnos, como suelen calificarnos, que tontería, ni siquiera se han dado cuenta de que no somos "muñecas rotas", porque no somos un juguete, un afiche de colección, nosotras somos humanos, somos carnes, somos, somos huesos, grasa y músculos, somos eso que ves, eso que lucha contra los estereotipos, contra ser lo que ustedes llaman "la mujer ideal", pero al final, amigo, ¿qué es ser la mujer ideal? Pues en realidad esa mujer no existe porque simplemente existe "la mujer", y ser mujer es vivir feliz con una misma, plena, dichosa, es respetarse, es romper las reglas que nos detienen para ser mejor cada día. Cada uno de ustedes, hombres, y en realidad, tantas mujeres, deberían entender eso, deberían entender que no hay mujer perfecta e ideal, que tal idea se puede transformar en una sola "la mujer que amamos". No importa el color de los ojos, la tez o el cuerpo, la mujer ideal es la que simplemente te llena, la que te hace sonreír, la que cuando no esta te hace extrañar todo, la que te escucha, la que te cuenta, la que cuidas y te cuida, la que te respeta y respetas, la que logra penetrar en la roca que construiste para protegerte del mundo sin siquiera hacer una grieta en ella, sin herirte, la que sueña contigo cuando tú sueñas con ella, la que simplemente te gusta, esa, es "la mujer que amas", la que no debes dejar ir, porque como todo, nada es ni dura  para siempre, y su espera por ti, mi espera por ti tampoco lo será.
Así que amigo, puedes simplemente aceptar o no lo que hay, lo que tengo, lo que soy, si decides aceptarlo, créeme, seré feliz, pero si en su defecto decides dejarlo, también lo seré, pero simplemente tendrás que alejarte de mi, porque amigo, ya me gustas lo suficiente para seguir jugando al "no pasa nada, somos amigos aunque muera por besarlo". 
Es fácil, es sólo cuestión de decir.

Vive y lucha, con amor, tu...yo.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Carta a ti, que nunca me lees.

Por y para ti.

Me preguntaron "¿Qué aprendiste de él?" Y no supe que responder. Aún no sé como responder a esa clase de pregunta, aún no sé bien que aprendí de ti. 

Entre tantas cosas buenas y malas, tal vez las malas son las que pesen más. Aún no se tampoco porqué en algunas ocasiones te quiero, porqué me haces falta, porqué te necesito.

Esto es para ti, para ti que sé no leerás mi carta, porque sé que nunca tuviste la disposición de leerme, de saber que es lo que escribo. 

Tú, el del lunar en la mejilla, tú, el de las llamadas por la madrugada, tú, el que permaneció tantos años en mi vida, tan lejos y distante, esto es por y para ti.
Este es mi cierre, esta es mi despedida, este es mi adiós, mis últimas líneas que te dedicaré, que te escribiré, después de esto, me prometo, por mi, por mi bienestar, por mi amor propio, que tanto trabajo me ha costado reconstruir, que no volverá a escribirte, a hablar de ti, a contarle a los demás nuestra historia, el como sufrí, como amé, el como me perdí el respeto, el como entregue nada y todo, el como me diste apoyo, sinceridad y crueldad, estas palabras van para ti, para que sepas que ya no guardaré más tu recuerdo.

Es necesario hacer todo esto, derramar lágrimas pérfidas y estólidas mientras tecleo, mientras te escribo, lo es, ¿sabes por qué? porque ya me cansé de sentir que tu recuerdo me agota, me lastima, ya no puedo seguir entregándote más años, más vida, ya no. Siempre pensé que amar sería difícil, pero no tan cruel, tan asfixiante. 

Entre tanto, podría decir que aprendí que no volveré a entregar tanto a quién entrega a medias.
Aprendí que me falte al respeto, que tu lucha por mi es más una lucha por ti, que el ser humano lucha por no quedarse solo, por tener una "pequeña reserva" para los tiempos de escasez.
Aprendí que valorarse es muy difícil y que por eso a veces buscamos a personas que lo hagan por nosotros, que amarse y demostrárselo a uno mismo día a día es casi como una tarea laberíntica y por eso al final terminamos por cederle, esa tarea tan íntima, a alguien más, sin entender que nadie lo haré mejor y bien como uno mismo. 

De ti aprendí que debo ser fuerte, a actuar como tú ante los problemas, a no rendirme, a solucionar todos, todos mis problemas, a que debo ser más sincera cuando algo no me gusta, cuando no me parece.
Me enseñaste a luchar por lo que quiero, por lo que sueño, así como tú luchaste por tu propia libertad, por tu bienestar emocional.

Pero así como me enseñaste eso, esta relación me enseño que no siempre se lucha sin cansancio, que luchar por lo que uno quiere a veces implica la renuncia, ¿cuándo? cuando hay segundas personas, cuando al saber que puedes lastimar innecesariamente a alguien es tan malo, es allí cuando uno debe renunciar, cosa que tú no aprendiste, cosa que aún no entiendes, ¿por qué lo digo, por qué lo afirmo? porque de haberlo entendido habrías dejado que marchara hace ya mucho tiempo, hace más de un año, hubieras permitido que rompiera esa cadena, que rompiera ese absurdo amor que te tuve, que me lastima como nunca nada me había lastimado, que me astilla. 

Aprendí que hay relaciones dañinas, viciadas, fugaces y eternas a la vez, pero que eso no significa que siempre nos sucederá El hecho de habernos topado con una relación así no quiere decir que no podamos romper con ella, que no podamos encontrar algo mejor, a alguien mejor. Ahora debo aprender que puedo encontrarla, que no me será difícil, que puedo luchar por una relación sana, y por lo mismo, debo dejarte atrás, cerrar tu ciclo, cerrar esto que siento, dejar de lado tu recuerdo atroz y seguir adelante con mi vida, sanar mis heridas, y porqué no, dejar que otros me ayuden a curarlas. 

Sé que no será fácil,  y más difícil será si tú sigues aferrado a esto, a esto que nos pasó, a esta relación que no tiene futuro ni presente.
Por eso quiero que me dejes ir, que así como yo te he dejado, así como yo te he tratado de olvidar, tú  lo hagas ahora, que nos ayudemos a olvidarnos, a no dañarnos más, a no dejar que el uno consuma la vida del otro. Que por el poco o mucho amor que nos tuvimos nos dejemos, nos alejemos, nos olvidemos, que por el amor propio que nos tenemos luchemos por una vida mejor, por encontrar esa libertad que tanto amamos los dos, con alguien que sabrá respetarla, con alguien más que no sea  brutal como lo fuimos nosotros. 

Sé que decir adiós nunca es fácil, y sé que siempre jugamos a hacerlo, pero esta vez yo no estoy jugando, esta vez es en  serio, esta vez te borraré de mi vida, en esta ocasión ya no contestaré tus llamadas, tus mensajes,  ya no te haré caso si me buscas en mi casa, en mi trabajo, en los lugares que frecuento, esta vez me amo lo suficiente para dejarte ir, para no seguir aferrada a una relación que no merezco, a una relación que me daña, que me priva de mi respeto propio, y espero que lo hagas tú también, y así, nos agradezcamos por tantos años de felicidad, nos perdonemos por tantos años de suplicio.


Como dije, este es mi adiós, mi  hasta nunca, mi forma de decirte "Gracias. Te perdono. Perdóname". Con estas letras me digo a mi misma, "te quiero, te respeto, por eso lo dejo ir, por eso sepulto todo lo que alguna vez me hizo sangrar". 

Tú, el de piel entintada, si me llegas a leer, entiéndeme, si me llegas a entender tú también te habrás liberado.


Lucha, vive, ama, déjanos volar, déjanos seguir por vidas y caminos diferentes.

Adiós. 

lunes, 6 de mayo de 2013

Besos que nunca se olvidan.

Vanesa  bebía café helado en su cafetería preferida, más que una cafetería aquel lugar era un centro cultural, de sus paredes colgaban cuadros de artistas locales, había una sala para proyectar películas y la música de fondo siempre era un orgasmo auditivo, la comodidad de aquel lugar era incomparable, sillas, sofás, alfombras con cojines, aquella cafetería era el lugar perfecto donde Vanesa podía escapar del mundo, de sus problemas, de sus tristezas, donde entregarse a la lectura era aún más placentero. Vanesa bebía de su café helado mientras hacia recuento, pensaba en todos los momentos agradables que había pasado en aquel lugar, las personas con las que había interactuado en esos sofás, en esa alfombra con cojines, vio rostros con los que sonreír siempre era un placer, miradas coquetas, manos inquietas y se dijo a si misma "es momento de dejar  este lugar sólo para mi, como cuando llegue, sola. Es un hecho, no volveré a este lugar acompañada, porque ya tengo los mejores recuerdos en este lugar con las personas con las que mejor pude haber pasado el tiempo, amigos, amigas, algunos ellos. Es preciso dejar el lugar como esta, para  recordar así, como lo hago ya."
Regresó a su lectura, tenía en sus manos a un Kundera y leyó: "No es la necesidad, sino casualidad, la que está llena de encantos."; y entonces lo recordó, a él.
Él había estado con ella en aquella cafetería hace ya mucho tiempo, había estado con ella en sólo una ocasión, pero esa ocasión basto para que ella nunca olvidara aquella tarde. Lo recordó con aprecio, con cariño, se dijo "él es especial, me hace reír, desesperar, pero nunca llorar, me hace sentir cómoda aún en lo eternos silencios...me hace vibrar el estomago. Somos buenos amigos y me alegra que lo seamos, me gusta saber que podemos contar el uno con el otro aunque nos veamos poco." Sonrío, se mordió el labio inferior mientras recordaba aquel beso que él  le había robado aquella tarde,  mientras ella le enseñaba un pequeño lunar que tiene debajo del labio; a pesar de todo, aquel beso era inolvidable, le habían robado  besos pero ninguno como aquel, como aquel beso con el que aún solía soñar, sentir...recordar tan vívidamente.
Se preguntó "¿Es posible que ciertos besos, de verdad nunca se olviden?" Le hubiese gustado compartir esa pregunta con alguien más, tal vez con él. Le dio otro trago a su café helado deseando que alguien llegará a robarle un beso, un beso como aquel, un beso, dijo "de esos, de los que nunca se olvidan", aún más, deseando que él, su amigo llegara y le robara  otro beso que fuera aún mejor, que en combinación con aquel le hiciera encontrar magia en cada recuerdo; suspiro, clavo sus ojos en la portada de su libro y dijo en voz tenue, suave, casi muerta "quiero volver a besarlo, pero que va,  los amigos no se besan  así...".

domingo, 14 de abril de 2013

Él calló. Ella miró. Ambos sonreian. No sabían que el  uno pensaba en el  otro. No sabían que se deseaban cada uno desde su habitación.
Así fue hasta que ambos se  quedaron dormidos. Así fue hasta  que ambos enterraron él amor.

sábado, 23 de marzo de 2013

Bitácora del olvido (IV)

He perdido la cuenta de los días. 


Es extraño,  sus constantes letras me han atacado desde hace ya varios días, todo eso me ha puesto a pensar que si rompiera el silencio que mantengo con él, la distancia, si dejara que entrara a mi vida sólo por un segundo, lo único que le diría sería: Te amo.

Nunca le dije cuanto amaba sus huellas, su piel marcada, su experiencia, sus años, sus ojos, su compañía, su lunar en la mejilla, es posible que le diga te amo y  que tras ese segundo, esa pausa en el mundo, simplemente regrese a alejarme de él. de la adicción.  
Rompería la abstinencia para que entienda que si me alejo es por algo importante, que si me abstengo de él es porque en verdad ÉL significó mucho más que una simple huella en mi dedo pulgar. 

jueves, 14 de marzo de 2013

Confesión.

Aún no sé como decirte que te amo, que aunque seas tan extraño y conocido, que a pesar de tus defectos y tus grandes y graves errores, yo no te guardo rencor, no te odio, que me importas, que eres tan importante en mi vida aunque nunca hayamos compartido esa "vida",  que aunque seamos una sangre misma y  no hayamos estado nunca verdaderamente conectados, yo, esta que no sabe como decirte que te ama, que a pesar de todo te adora, sé que lucharás, y que si una vez ya pudiste vencer ese monstruo que ataca sin piedad, esta segunda vez no será diferente, lo vencerás, verás las nuevas luces de la esperanza, escucharás  los llantos de los niños, la risa de los que amas, y que aunque me hayas dejado a la deriva, lucharé a tu lado, una vez más estaré allí como tú nunca estuviste para mi, porque sencillamente TE AMO.

Así que espero encontrar la fuerza para decirte de frente, con la misma voz con la que me dicto estas palabras: te perdono porque te amo.

jueves, 7 de marzo de 2013

De amores platónicos y de soledad.


A veces sientes que la vida te juega chueco, sucio, te da algo que no querías y en recompensa toma algo que siempre habías deseado, te engaña, te oculta, te deja sólo en la expectación y cuando quieres participar el juego ha terminado. A veces pasa que la vida no es la cosa perfecta que los cuentos nos enseñaron de pequeños, que el príncipe o la princesa de ensueño a veces suelen ser reales, pero como lo he dicho, la vida, tan caprichosa ella, hace que los encontremos y, con dolor, darnos cuenta que ellos no nos conocerán jamás. 

No hace más de 6 meses me encontraba solo, sin motivos para salir a la calle, salir a conocer gente nueva o simplemente convivir con los amigos. Sentía una especia de dolor que hacía que creyera que todas mis desdichas amorosas eran parte de ese plan maestro que la vida había tejido para mi, todo ello para darme cuenta de que viviría solo, que no encontraría a esa persona ideal, ese amor platónico que todo la vida había deseado. Uno siempre sueña con encontrar a la pareja perfecta, esa que te hace sentir que el mundo no existe, esa con la que puedes escuchar la misma música, leer los mismo libros, esa con la que puedes salir a caminar a los mismos lugares, esa persona que comparte tus mismos gustos. Uno siempre sueña y cree que esa persona es parte de una simple y compleja fantasía.
Puedo asegurarles que así lo seguía creyendo hasta hace unas semanas. Como siempre pasa, el amor desmedido y confuso entra a tu vida sin tocar,  llega y se instala cual huésped frecuente, pidiendo canastas con chocolates y bebidas finas, de esas que cuando no puedes sostenerlas y caen, recoger los pedazos suele ser más caro que la obtención de ellas. 
Sin dar más rodeos, soy Mauro y esta es mi historia:

Estaba en la calle La paz, en un bar. Sostenía la botella de cerveza, miraba a través de la boquilla preguntándome "¿cómo es posible que cada relación toque ese fondo oscuro de mi botella verde?" Tomé el último trago de mi cerveza y la puse sobre la mesa. No podría imaginar la desdicha que en mi rostro se dibujaba, hasta que una chica linda, de pómulos marcados, sonrisa grande y mirada sincera se sentó frente a mi, en mi mesa. Traía puesto un suéter en tonalidades grisáceas, perecía una especie de capa, suelto por los bordes y tan largo que tocaba sus rodillas desnudas, sus piernas eran tan delgadas que imagine que nunca podría llegar lejos sin quebrarse un hueso. La miré desconsertado, nunca creí que una mujer tan bella como ella se sentaría sin más, sin siquiera yo haberla invitado. Me extendió otra cerveza danesa, se limitó a sonreír y a darle un sorbo a su bebida. 

-Gracias, veo que has observado lo que he estado bebiendo toda la noche, soy Mauro-
-No es difícil adivinar que pasas por una mala racha, ¿qué sucede, te despidieron, no conseguiste el empleo?-
-En realidad es menos que eso- la miré con cierto dejo de tristeza.
-Ah, ya veo, desamor, terminaste con tu pareja y vienes a esta bar a ahogar tus "penas en alcohol", creo que es un buena elección, el alcohol que has decidido tomar es mi preferido- Bebí una vez más.
-No terminé con alguien, simplemente ella no era la persona que estaba buscando- la miré con seguridad, sabiendo que en el fondo moría por preguntar como debería de ser esa persona, adivinado su pregunta, dije -esa persona con la que vida no transcurre, con la que compartes todos tus gusto, o en su mayoría. Llámame romántico, cursi, soñador, iluso, pero es lo que busco, es lo que necesito-.
Ella se limitó a sonreír, a seguir bebiendo, a decirme -sí es lo que buscas, no te canses, el hombre que veo ahora es un sujeto cansado, y tú, estimado, usas las palabras correctas para alguien que sabe debe seguir buscando. No te canses.- 

Algo en sus palabras me hacían sentir cómodo, con ánimos de seguir, ¿quién era ella para hacerme sentirme tan bien y a la vez tan tímido?
Seguimos hablando por un buen rato, bebiendo, nos sonreíamos. Resulta ser que era una ex alumna de artes plásticas, pero prisionera por el sistema educativo decidió mejor abandonar los estudios haciendo de su maravilloso talento una bella definición de libertad. Estaba de paso por la ciudad, en realidad ella se crió aquí (no lo habría dudado, tiene esos bellos ojos tapatíos) pero ahora residía en el Distrito Federal, puesto que allá, según me contó, tenía más oportunidades de exponer. Siempre soñó con exponer en el Museo de Arte Moderno y en el TAMAYO, así que para tener su sueño más cerca se consiguió un departamento a unas cuadras de la plaza 212 en Reforma. 

Se despojo de su suéter, de esa especie de capa, dejando al descubieto sus hombro. Le conté sobre mi sueño frustrado por pintar, por hacer "arte", pero como había fracasado siempre, y es que no a todo mundo nos tocó ese don. 
Ella miraba de frente a mi, pero no a mi, abrió el libro que tenía justo a un lado  de mi mano derecha, un Sartre, tomó de un sorbo casi un cuarto de la cerveza danesa y a carcajadas me dijo que ese era su autor preferido. ¿Con qué frecuencia uno se puede encontrar cara a cara con alguien más que ama a este autor francés? una en casi 100 me respondí. 

Llevábamos más de tres horas platicando y cada vez que seguíamos el curso de la charla me daba cuenta de que era ella, ese platónico, esa persona de la que le hablé. Era tan emocionante, tan excitante y a la vez tan perturbador saber que la persona ideal existía pero que vivía a más de 500 Kilómetros de mi, que hoy, era sin duda la primera y la última vez que la tendría tan cerca, tan viva, tan mía. 
¿Era justo luchar por ella? ¿ella era la persona correcta por la que dejaría mi vida en esta ciudad para ir a aventurarme lejos de casa? ¿ella era "ella"? apenas me sentía seguro de responder afirmativamente a todo cuando MUSE salió desde la bocina de su celular interrumpiendo nuestra conversación. Ella respondió, se paró un momento y tras una breve y eterna conversación telefónica regresó a la mesa.

-Lo siento, tenía que responder, era mi novio, quería saber como estaba, él se quedo en el apartamento del D.F.-
Sus palabras retumbaban tan dentro que dolían en los huesos, pero a pesar de sentir que mi mundo se desquebrajaba no tuve más remedio que sonreír y decirle -esta bien, no te apures, no pasa nada-

De pronto el bar se convirtió en un lugar frío y deprimente. Ella planeaba seguir allí, conversar más, reír más y por más que fingiera que yo también quería estar allí mis ganas ya estaban extintas, así que esperé un par de minutos para decirle que tenía que irme, que era tarde, que la noche había acabado.
Moría por besarla, por sentir sus labios, sentir de sus labios el sabor de nuestra cerveza preferida. Me puse de pie, tan erguido como mi dignidad me permitía, la abracé, le di las gracias, le dije -No me cansaré, sabes, en el fondo sé que existe, gracias, me hiciste ver que ella existe-

No quedó más que irme, dejarla atrás con la cerveza del pomo verde, con el autor francés, con el arte, con sus rodillas desnudas.

martes, 5 de marzo de 2013

Bitácora del olvido (III)

Día 69
No ha pasado ni una semana en que dije que me hacía tanta falta, que su recuerdo era tan constante y que recaer sería probablemente el peor error, no pasó tanto tiempo para que él apareciera.
Aquí estoy yo, mordiendo las ganas y la ansiedad de dejarlo entrar nuevamente, luchando contra la adicción, tratando de vencer, de ganarle a él.
Aquí estoy, ignorando sus señales, sus palabras, sus labios.  Aquí esta mi cuerpo fingiendo que no se altera, que no tiembla, que no se  llena de ansiedad con su repentina aparición.
Aquí estaré viendo su huella en mi dedo pulgar sabiendo que nunca más lo dejaré entrar.

viernes, 1 de marzo de 2013

Bitácora del olvido (II)

Día 65

Poco más de dos meses y ya comienza a quemarme la piel. Los dibujos en la piel de otros me recuerdan a él, por donde vea, a quién vea siempre y cuando tenga un diseño en los brazos, el torso, piernas o manos me recuerdan a él. La tinta en la piel es la forma más elocuente en que se hace presente a mis ojos.
Lo encuentro cada vez más presente.

Estoy en la fase de abstinencia, del alejamiento, y por fin entiendo a los adictos, por fin entiendo esa sensación de vacío, de necesidad, de hastío por lo demás, de odio propio, de deseo perturbable, y me resulta aún más confuso y atemorizante saber que mi adicción no es a una sustancia, a un objeto o una comida, sino a él, un hombre,  unas manos, labios, ojos, piernas, muslos y, en lo profundo de todo, un corazón...su compañía, sus palabras, sus años. 

Él, mi adicción, su huella en mi dedo pulgar, cosas difíciles de superar, pero como lo he dicho, debo ser fuerte, debo dejarlo allá, en el pasado, debo aprender a vivir sin él. Debo ser yo mi propia adicción. 

lunes, 25 de febrero de 2013

Phantogram - Eyelid Movies (full album)





Siempre me sirve para desaparecer...

viernes, 22 de febrero de 2013

De la vida

"La gente siempre se va."

¿Sobrevivir? ¿Vivir? 

lunes, 18 de febrero de 2013

Tal vez desaparecer.

En ocasiones uno se cansa de todo, de buscar sin encontrar, de años de amar algo que de nada le va a valer, de años de buscar la respuesta a la vida, a que hacer con ella. 
A veces uno se cansa de esperar, buscar, no encontrar, seguir de pie, caer y levantarse, reír cuando las lágrimas ahogan el interior, llorar a oscuras, llorar y sentir que el alma se vacía, ver que el alma ya no se llena, sentir que la adrenalina de la vida desaparece, de no poder desaparecer...en ocasiones uno se cansa de estar cansado. 

jueves, 7 de febrero de 2013

Bitácora del olvido (I)

Día 43

Ya pasó más de un mes de haber perdido contacto total con él, más de una semana desde que dije que sus besos amargos no me hacían falta.
Es duro tener que aceptar que comienza a hacerme falta, pero cada que miro su huella en mi dedo pulgar retomó la fuerza, por fin entiendo: es una adicción; y por eso debo seguir firme, por eso debo dejarlo atrás, atrás con sus manos sabias. Entender que sus años luz no son "un atajo". 

lunes, 28 de enero de 2013

No es egolatría ni vanidad.

Esta última semana me ha valido para pensar sin descanso,  y digo sin descanso porque hasta en el sueño el tema es tan constante que no he podido dormir sin soñar todas las noches con que licenciatura elegir. Hace una semana fui rechazada para fotografía, y escribía que aún no sabía si elegir nuevamente fotografía, si hacer persistente ese deseo incansable de dedicar mi vida al arte o de elegir sencillamente cualquier otra licenciatura.

Hoy me siento un poco más tranquila con ese tema, no es que de una semana a otra haya tenido una "revelación divina" de cuál es mi rumbo a seguir, sin errores, lo que en realidad pasa es que el pensar me ha ayudado demasiado, el recordar pláticas con "extraños" y escuchar a los ya conocidos amigos me ayudó a entender una cosa: me gusta y amo escribir, no hay más; en realidad es lo que más disfruto, lo hago sin que paguen, tan sólo he mantenido vivo este blog durante al rededor de 3 años sin que me obliguen a escribir,  y sé que seguiré con el durante más años, me llena, me hace feliz, es mi catarsis. 
Entre tanto también me dí cuenta de que le temo a eso que le llaman  "vanidad", o puede que no sea vanidad y me de terror reconocer mis "virtudes y aptitudes", tal vez porque me cuesta aceptarme a mi misma, tal vez porque me da miedo "el que piensen de mi", el que me vean ególatra, pero en estos 7 días logré entender que no es egolatría ni vanidad,  y que poco me debe de importar si me ven o verán así por lo que a continuación diré:
Escribir, ser creativa con las letras, hombre, lo hago bien, soy buena en eso, y para fortuna y dicha, lo disfruto. 
No diré ya que soy una maravilla y que lo que escribo siempre esta bien, que lo que hago cuando deslizo mis dedos sobre el teclado es la perfección andando, que mis cuentos cortos, mis crónicas y mis relatos son excelentes, entretenidos o maravillosos, pero a pesar de eso sé que tampoco lo hago mal, que los pocos o muchos que me han leído pueden decir de lo que escribo cosas buenas y malas, pero al final siempre hay alguien que me dice que le gusto, lo entretuvo o que, inclusive, se sintió propio en la narración. 

Cuando me siento inestable, temerosa de que escribir no sea lo que hago bien y disfruto, cada que me pasa eso me gusta recordar las palabras de un profesor. Hace 4 años,  para pasar la clase de expresión oral y escrita del último semestre de preparatoria, Mario Hugo Nepote nos pidió realizar un libro; como todos, entregué mi libro la fecha solicitada y no volví a saber de Nepote, hasta unos meses después, ya graduada fui a visitar a unos amigos en la prepa y me lo encontré allí, me sonrió y con gran entusiasmo me dijo "me gusto mucho su libro, no recuerdo su nombre pero no olvido el título del libro, es usted la autora de "Facciones muertas", ¿no es así?", debo aceptar que tímida e invadida de alegría respondí que sí, y continúo diciendo "ya recuerdo, es ustedes Ana Karen Carrillo, la reconocí por la fotografía, quiero decirle que estoy esperando con gusto su segundo libro" . Palabras más, palabras menos, palabras que serían difíciles de olvidar.
 Es un mini diálogo que nunca había compartido con muchos de ustedes, tal vez sólo con dos o tres personas, pero vi pertinente el venir a compartirlo hoy, porque saben, puede que a muchos no les guste "como" y el "que" escribo, pero sé que existe alguien allí afuera, que gustoso espera mi segundo libro, que sé, disfrutará leerme, mientras yo disfruté escribirle.

Ahora sólo me queda entender cual será mi rumbo, que licenciatura elegir en la cual pueda seguir escribiendo, en la cual trabajar con lo que disfruto y hago bien sea un juego de todos los días.

Ana Karen Carrillo Rivera.

viernes, 25 de enero de 2013

Bitácora del olvido

Día 30
A un mes de alejarme de él, de extirparlo por completo de mi vida, de ser fuerte y valiente, me he dado cuenta que lo podré olvidar, que a pesar de ver su huella en mi dedo pulgar lo dejaré atrás.

Él ya no es  mi adicción, por el momento, el amargo de sus besos no me hacen falta.

lunes, 21 de enero de 2013

Requisitos: examen artístico...

No hay fecha que no se llegue ni plazo que no se cumpla, llegó por fin el 21 de Enero, la fecha más esperada por mi desde el Noviembre pasado, ¿el motivo? el dictamen de la lista de aceptados a la Universidad de Guadalajara. 
Hace no muchos años me encontraba en la misma situación, frente a una computadora revisando el dictamen, en ese entonces fui aceptada en la facultad de filosofía, les diré, fue maravillosa esa etapa de mi vida, pero quién lo diría, tres años después estaría igual, esperando ser aceptada, esta vez en la licenciatura en artes visuales para la expresión fotográfica. 

Como muchos ya sabrán para este tipo de carreras  la UDG realiza dos evaluaciones, la de conocimiento, que es aplicada para todos los que aspiran a ser parte de la comunidad UDG, y una evaluación artística, para los que hemos decidido encaminar nuestras vidas al mundo del "arte". Pues bien, cuando presenté mi segunda evaluación supe que no quedaría, no es que sea vidente ni mucho menos, es sólo que uno conoce muy bien sus capacidades, sabe lo que contesto en el examen. 

Hoy por la mañana me senté frente a la computadora, no mentiré, en el fondo, muuuuuy en fondo guardaba un pequeño gramo de esperanza, tal vez me hubiera gustado escribirles desde otra situación, desde ese gramito de esperanza, pero no es así,  lo cierto es que se esfumo, voló cual suspiro, ya habrán adivinado, fui rechazada (que fea palabra, "rechazado") fue triste, no diré que desgarrador, pero si triste. 
No aprobé el examen artístico, y lo cierto es que tampoco entré por el puntaje. No diré que mi suma de 150   y tantos puntos es mediocre, es mala pero no mediocre,  sé que pude lograr más puntaje,  pude haber rendido más si en verdad me hubiera aplicado con el espacio "matemático" del examen, todo recaía en eso, muchos ya saben que mi promedio de la preparatoria no es el mejor, así que todo el peso cae en la evaluación de conocimiento. Hace exactamente un semestre pude haber entrado con ese puntaje, el mínimo para el ciclo 2012b fue de 130, este semestre el último aceptado fue de 165 y algo con un total de aspirantes de 200 y algo. ¿Qué pasó en un semestre para que una carrera a la cual la demanda no le afectada halla aumentado más de la mitad de aspirantes? No lo sé, me asusta pensar que el próximo semestre será igual.

Les dije "tal vez me hubiera gustado", y digo tal vez por que hace una semana la duda de saber si era o no la licenciatura ideal me carcomía, quizá por eso hoy me encuentro tranquila, pensativa, intrigada de la vida. Quizá fue lo mejor, aunque no lo negaré, muero por estar estudiando nuevamente, sentir el rigor y la presión de los finales, ¡ay! cuanto lo extraño, cuan anhelado es estar nuevamente en la escuela, pero no quiero estudiar por estudiar, quiero estudiar algo que ame, algo que me haga transformar mi mundo día a día. 

Me cuesta un poco entender que volver a enfrentarme a los trámites de ingreso no es un fracaso, todo mi vida lo vi así, pero en terapia me dijeron que tengo que cambiar mi percepción del fracaso, le temo tanto al fracaso que a veces me quedo estática, quieta, pero no entendía que eso era fracasar, porque errar en la vida no es el fracaso, errar en la vida es al fin y al cabo vivir. 
Haré trámites en Febrero nuevamente, ¿a fotografía? aún no lo sé, tal vez, tal vez cambie, esa es una decisión que aún me falta por tomar, espero no errar, espero en verdad estar segura.

Hoy sólo me queda una  pregunta por hacer ¿cómo se pasa el día con la depresión momentánea y efímera del  post rechazo, tal vez comiendo un helado, un pastelillo de fresas, viendo películas, leyendo un libro? Espero encontrar la respuesta.


Ana Karen Carrillo Rivera. 

martes, 15 de enero de 2013

De fotografía y otras licenciaturas.


Puede que lo que en realidad me aterre de elegir una licenciatura sea el hecho de que me case con ella y descarte otras tantas que pudieron haber llenado mi ojo. 
El hecho de elegir sólo una  de entre tantas posibilidades es un poco frustrante.

"Historia del arte", "Fotografía", "Publicidad", "Artes audiovisuales", "Letras hispánicas", "Artes plásticas", "Comunicación y artes audiovisuales", "Diseño gráfico", "Ciencias de la comunicación" entre otras han llenado en gran medida mi gusto. 

Hasta hace unos meses "Licenciatura en artes visuales para la expresión fotográfica" había sido la gran reina entre estas licenciaturas, me levanté una mañana y dije "esta será la que haga que retome nuevamente mi vida escolar", dejando de lado todos los temores que conllevan el estudiar este tipo de carreras para cualquier joven adulto de clase media baja. ¿Cuáles? el costo de la carrera, el costo de los materiales, el costo de la vida día a día de vivir en un país con alto índice de delincuencia que por lo cual no puedes salir todos los días con cámara en mano, y sobre todo el típico "¿y después de la escuela, esto me servirá para mantener los gastos necesarios de la vida?"
No es que  exista la licenciatura o ingeniería perfecta en la cual todos estos miedos al mínimo soplido desaparezcan, pero siendo honestos sí existen licenciaturas que tienen menos gastos o gastos menos fuertes y sobre todo tienen más campo profesional. 

Sin hacer más rodeos, estamos a 15 de Enero, faltan escasos 6 días para que el dictamen de la universidad sea publicado, no les voy a mentir, me carcomen los nervios, los temores, la idea de quedar o no quedar, ambas, me aterran. 
Es sencillo, hoy día no estoy del todo segura si en realidad debí haber hecho trámites a fotografía, o de no quedar perderme la oportunidad de conocer más acerca de ese maravilloso mundo visual. 
¿Miedo al fracaso? Como la mayoría, va creciendo desde que vamos al preescolar. 



Me frustra mucho el hecho de elegir o de tener gusto por licenciaturas con alto costo escolar y con poco campo laboral. 

Podría estudiar historia del arte, pero me aterra no poder encontrar trabajo.


Sólo tengo que esperar que llegue el 21 de Enero, saber si quedé o no, y empezar de cero, en cualquiera de las dos opciones, es empezar de cero.


Me gustaría ser como la mayoría que supo de que estudiar desde el principio, de verdad, a ellos yo los admiro.


Espero con ansias el dictamen. 


Ana Rivera. 

El grafógrafo [Salvador Elizondo]

"Escribo. Escribo que escribo. Mentalmente me veo escribir que escribo y también puedo verme ver que escribo. Me recuerdo escribiendo ya y también viéndome que escribía. Y me veo recordando que me veo escribir y me recuerdo viéndome recordar que escribía y escribo viéndome escribir que recuerdo haberme visto escribir que me veía escribir que recordaba haberme visto escribir que escribía y que escribía que escribo que escribía. También puedo imaginarme escribiendo que ya había escrito que me imaginaría escribiendo que había escrito que me imaginaba escribiendo que me veo escribir que escribo."

El grafógrafo.

Salvador Elizondo.